La samapada bandha tiene dos grandes ventajas, sobre todo para las mujeres ensanchadas debido al parto. En primer lugar el pene puede penetrar en la vagina, bien abierta y expuesta, hasta la misma raiz. Y en segundo lugar se produce una sensación en aumento resultante de la presión doble y potente donde la vagina inclinada hacia abajo se junta con el erecto y elástico pene. No importa lo mucha que hayan distendido o debilitado los músculos de la vagina, el fuerte contacto y la fricción que se produce llevan al placer máximo.
Esta flexión es excelente para la espina dorsal y los músculos de la parte inferior del cuerpo de la mujer. Puede ser que tenga que ejercitarse antes de poder disfrutarla, pero la recompensa es doblada. Unas palabras de advertencia: esta posición puede ensayarse cautelosamente al principio para asegurarse de que la mujer puede dar acomodo a todo el falo, aunque en general el tamaño potencial de la vagina, en promedio, es más que suficiente, a menos de que existan problemas poco comunes.
El hombre puede usar una o ambas manos para acariciar el vientre o los senos de la mujer. La mujer puede poner la cara de él entre sus manos ahuecadas si el hombre se inclina un poco, o alcanzar su escroto con ellas.
Una versión menos extrema de esta posición puede emplearse cuando la mujer no es lo bastante flexible para levantar sus piernas hasta los hombros del hombre, o simplemente a modo de variación.
Otra variante es la que él se tienda hacia atrás entre las piernas de ella y la penetre con las piernas abiertas a los lados para abarcar su yoni, su tronco y su cabeza como si sus piernas fueran unas tijeras y lograndose así uno de los contactos más íntimos y estimulantes posibles. Dado que aumenta al máximo el contacto genital y es cómodo, esta versión del bandha es excelente cuando se hace con tranquilidad.
Tomado del libro: "Método Oriental del amor" de Kamala Devi. Ediciones ATI; Barcelona (1977)
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