jueves, 21 de abril de 2011

Habilidades Socio-Sexuales en personas con discapacidad intelectual+CD-ROM



Autor GUTIERREZ BERMEJO, BELEN
ISBN 9788436823301
Año Edición 2010
Páginas 160
Idioma Español
Precio 14,50 €uros





Sinopsis:

El abuso sexual en las personas con discapacidad intelectual es un tema de gran actualidad y preocupación tanto para los padres como para los profesionales que trabajan con este sector de la población. El desconocimiento en la forma de prevenirlo, detectarlo y abordarlo es una preocupación social. El libro que aquí se presenta pretende cubrir este vacío en la forma de trabajar el tema de la sexualidad en los jóvenes y adultos con discapacidad intelectual, con el fin de evitar que sean víctimas o perpetradores del abuso sexual. Se trata de un manual práctico y de fácil consulta tanto para padres como para profesionales. Incluye numerosas y novedosas formas de trabajar y potenciar las habilidades sociosexuales en esta población. Además consta de un CD en el que se recogen actividades para que el profesional pueda imprimirlas y trabajar con ellas separadamente en cada una de las sesiones que programe. El desarrollo de estas habilidades les garantiza el saber enfrentarse a las relaciones sexuales y de pareja con derechos y deberes, y también les supone una integración desde una posición igualitaria, de prevención de abusos sexuales y de desarrollo de una vida afectiva satisfactoria. Asimismo, la obra contiene una parte novedosa de autoayuda adaptada y preparada para que los propios jóvenes con discapacidad puedan trabajarla.

La Dispareunia: Cuando el sexo es doloroso



Publicado por nuestra compañera Jennifer en el Rincón de la Psicología.

Aunque para muchas personas las relaciones sexuales les reportan una gran satisfacción en el plano físico y psicológico, existen algunas mujeres que experimentan dolor mientras mantienen relaciones sexuales; un dolor que en ocasiones llega a ser tan fuerte que les hace abandonar la práctica del sexo pues no logran tener relaciones satisfactorias. Así, rápidamente se crea un círculo vicioso donde la mujer experimenta el dolor, se asusta y se previene contra el mismo; por lo cual la próxima relación sexual probablemente será aún más dolorosa que la anterior y así consecutivamente, hasta que finalmente decide prescindir del coito.
Muchas de las mujeres que sufren de dispareunia piensan que sólo ellas experimentan este dolor, sufren estoicamente y no acuden a un especialista por vergüenza o por miedo a que la tilden de "frígida". Evidentemente, en este caso se confunde el dolor con falta de deseo sexual o libido. Sin embargo, el dolor femenino durante el coito es más frecuente de lo que podemos imaginar ya que el 96% de los coitos no consumados tienen como causa principal el dolor vaginal. Además, los especialistas afirman que alrededor de un 60% de la población femenina ha sufrido este trastorno o lo sufrirá en algún momento de sus vidas.

Pero… ¿qué es la dispareunia?

La dispareunia es la percepción de dolor durante el coito, aunque en algunas ocasiones las molestias pueden aparecer antes o después del mismo. Usualmente estos dolores se hacen más acuciados después de un embarazo o de la menopausia, ésta última es la principal causa de la dispareunia ya que las féminas sufren una atrofia vaginal que provoca que un 50% de ellas tengan relaciones sexuales dolorosas (entonces es necesario el tratamiento con estrógenos).

Así, algunos especialistas determinan diferentes tipos de dispareunia:
  • Primaria: el coito siempre ha sido doloroso para la mujer.
  • Secundaria: la mujer ha mantenido con anterioridad relaciones sexuales no dolorosas.
  • Completa: el coito resulta doloroso en cualquier circunstancia o postura.
  • Situacional: el dolor se experimenta en condiciones específicas o en determinadas posturas.
Las causas de la dispareunia pueden hallarse en la fisiología, entre las más comunes pueden mencionarse: el dolor pélvico crónico, anormalidades congénitas urogenitales, prolapsos y sequedad vaginal.
Algunos de los síntomas asociados con la dispareunia son: deseo de orinar después de la relación sexual, cistitis que se presenta entre las 24 y 72 horas después del coito, intolerancia a las fricciones en la zona genital y disturbios vulvares como comezón, sequedad u ardor.
En la dispareunia, independientemente del dolor físico, también existe un componente psicológico: generalmente las mujeres que sufren esta patología presentan miedos y fobias relacionadas con el conocimiento de su propio cuerpo o la sexualidad y son incapaces de vivir la sexualidad sin experimentar sentimientos de culpa o vergüenza. Debe destacarse que entre un 10 y un 15% de las mujeres que padecen la dispareunia han sufrido algún tipo de abuso sexual.
Vale aclarar que las mujeres con dispareunia pueden disfrutar de los juegos sexuales e incluso alcanzan el orgasmo mediante ellos ya que su respuesta orgásmica y el deseo sexual no presentan dificultades.
Lo esencial en caso de presentar dolores durante la relación sexual es consultar a un especialista para buscar las causas de manera individual y trabajar en su eliminación. Nadie debe privarse de una sexualidad plena, menos aún por estereotipos de género. Una vez que se ha identificado la causa el tratamiento de la dispareunia puede ser un proceso relativamente simple que le permite a la persona desarrollar una sexualidad plena.
Vale aclarar que la dispareunia no es lo mismo que el vaginismo, éste último implica dolor porque se intenta la penetración por un canal cerrado pero si no se intenta la penetración no se evidencia dolor ya que las contracciones de los músculos vaginales no producen la sensación de malestar. Al contrario, en la dispareunia, el dolor puede sentirse antes o después del acto sexual.
En relación con las causas psicológicas generalmente la dispareunia está provocada por un hecho doloroso que desata el miedo mientras que en el vaginismo casi siempre es el miedo quien desata el dolor.

Fuentes:
  • APA (2002) DSM-IV: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Barcelona: Masson.
  • Graziottin, A. (2001) Clinical approach to dyspareunia. J Sex Marital Ther; 27(5): 489-501.

martes, 19 de abril de 2011

Fetichismo: Robots sexuales


Algunos expertos creen que afectarán directamente a nuestras relaciones afectivas y que dentro de unos cuarenta años los humanos tendrán relaciones sexuales con robots, pudiendo llegar incluso a enamorarse y a casarse con androides. Odisea te presenta este impactante documental en el que conoceremos a tres fetichistas que hablan abiertamente y por primera vez sobre su pasión por los fembots, robots femeninos, y que sueñan con ganar la carrera de materializar el primer robot sexual del mundo. Uno de ellos es Delosian, de cuarenta años, al que series de televisión como “La mujer biónica” o “El hombre de los seis millones de dólares” lo llevó al punto de ser abandonado por su novia por culpa de su obsesión. Por su parte Keizo, de 39 años, ha mantenido en secreto su proyecto y sale a la luz en este documental por primera vez.

domingo, 17 de abril de 2011

Vaginismo: Cuando las mujeres dicen no al sexo

Articulo publicado por nuestra buena amiga Jennifer en: El Rincón de la Psicología. Os recomendamos que lo visitéis porque encontrareis mucho material interesante.


No todo es color de rosa en materia de sexualidad, de hecho, para muchas personas la sexualidad se relaciona con el dolor y el sufrimiento, convirtiéndose en un motivo de preocupación y zozobra permanente. La dispareunia y el vaginismo son algunos de los trastornos de índole sexual que afectan a las féminas y que resultan más usuales de lo que podríamos imaginar.
El vaginismo es una condición que afecta entre el 5 y el 17% de las féminas y comprende un 25% (algunos estudios incluso refieren un 42%) de los casos que asisten a las consultas de ginecología y sexualidad.

Pero… ¿qué el vaginismo?
El vaginismo es un espasmo involuntario de los músculos que rodean la vagina que impide cualquier intento de penetración; es como si la vagina “desapareciese”, literalmente hablando. En algunos casos la más mínima prueba de introducir cualquier cosa en la vagina resulta totalmente infructuosa (denominándose vaginismo severo) mientras que en otros casos la penetración es posible pero acarrea gran dolor (vaginismo moderado). De una forma u otra, el acto sexual es prácticamente imposible.
En el 90% de los casos el vaginismo es primario; es decir, la mujer nunca ha logrado consumar la relación sexual. En el 5% restante el vaginismo es secundario ya que en algún momento de la vida la mujer pudo mantener relaciones sexuales sin vivenciar esta problemática.
Usualmente el problema no se debe a una deformidad física sino que es una condición emocional que provoca una respuesta a nivel fisiológico. La mayoría de las mujeres con vaginismo están seguras de que el acto sexual será doloroso, usualmente consideran que sus vaginas son demasiado pequeñas y así, involuntariamente, contraen los músculos que la rodean. Se desarrolla una especie de fobia o miedo del pene, que es asociado con el dolor.
Otras féminas han vivido experiencias sexuales traumáticas, ya sean violaciones o cirugías, que normalmente le han reportado grandes dolores en el área genital. Se han presentado casos de vaginismo a partir de la realización del primer examen ginecológico ya que la mujer no estaba suficientemente preparada para el mismo.
Otras veces las causas se hallan en el tipo de relación que se mantiene con la pareja. Cuando las mujeres no se sienten cómodas o confiadas pueden responder manifestando los síntomas del vaginismo.
En fin, el vaginismo es una condición que generalmente aparece cuando la mujer tiene algún tipo de miedo, inquietud o no se siente cómoda ya sea en relación con su compañero, hacia ella misma o hacia la sexualidad. Por supuesto, en todos los casos esta patología no responde a una decisión consciente sino a un deseo inconsciente de proteger sus cuerpos y a sí mismas del dolor.
No obstante, en un pequeño porcentaje de casos la explicación tiene un origen físico. En estos casos el vaginismo puede ser la consecuencia de un himen rígido o de ciertas deformidades en la vagina.
La mayoría de las mujeres que poseen vaginismo se avergüenzan y creen que sufren un problema único, muchas veces no acuden al médico hasta que la condición no se hace totalmente insoportable. Los sentimientos de culpa e inadecuación son comunes. El vaginismo se vivencia tal y como los hombres perciben la disfunción eréctil: una dificultad que crea un círculo vicioso donde al final la pareja abandona los intentos de mantener una relación sexual placentera.
El tratamiento para el vaginismo consiste en una combinación de técnicas relajación y ejercicios comportamentales que ayudan a la mujer a liberarse de sus miedos en relación con la sexualidad. Vale aclarar que una buena parte de las mujeres que se someten a terapia logran vencer esta problemática.
El vaginismo no debe confundirse con la dispareunia. En lo que respecta a las causas psicológicas, casi siempre el vaginismo se encuentra provocado por un miedo que genera el dolor mientras que en la dispareunia sucede lo contrario, es el dolor quien desata la sensación de miedo. Además, usualmente las mujeres que sufren de vaginismo sólo experimentan dolor cuando se intenta la penetración mientras que quienes padecen de dispareunia pueden sentir dolor antes o después del intento de penetración.

Fuentes:
  • Reissing E. et al. (1999) Does vaginismus exist? A critical review of the literature. The Journal of Nervous and Mental Disease; 187 (5): 261-271.
  • Valins, L. (1992) When a woman's body says no to sex: Understanding and overcoming vaginismus. New York: Penguin.

Un poco de humor: Los hombres siempre piensan en lo mismo




Atracción sexual genética: Legislación


¿Has oído hablar de la atracción sexual genética (GSA)? ¿Puede una mujer tener un hijo con su padre?
Desde el punto de vista fisiológico es posible, pero… ¿desde la óptica social, moral y legal? La GSA es un término acuñado en el siglo pasado, en la década de los 80, para describir un fenómeno de intensa fascinación entre personas de la misma línea de sangre que no han tenido contacto durante la niñez.. Es el caso de Garry Ryan, de 46 años, y Penny Lawrence, de 28, enganchados en una relación cuyas consecuencias no parecen importarles. Ella es su hija y se ha criado lejos de él, con sus abuelos y madre.
La madre de Penny Lawrence quedó embarazada cuando conoció a Garry, pero él la dejó antes de que ella naciera. Cuatro años más tarde su madre murió y ella vivió en España con sus abuelos maternos hasta los 18 años, cuando también murieron.

domingo, 10 de abril de 2011

Alargamiento del pene: Cirugia


La cirugía de Alargamiento de Pene consiste en:
Sección de los Ligamentos (Ligamento Fundiforme y Ligamento Suspensorio), que fijan el pene al hueso del pubis. La Intervención suele realizarse con anestesia regional (1/2 cuerpo), y requiere un ingreso en la Clínica de unas horas. La cicatriz resultante es de unos 4 cm. y es apenas visible ya que queda escondida dentro del vello del pubis.
Tracción Post-operatoria para evitar la fibrosis o retracción cicatricial y facilitar el desplazamiento al exterior de la zona del pene que se encuentra dentro del cuerpo. Es imprescindible efectuar la tracción después de la intervención, ya que sin ella los resultados pueden ser nulos.
La tracción debe realizarse a partir del 5º día después de la Intervención de Alargamiento, durante unas 8 horas al día por un periodo de 3 a 4 meses.
El dispositivo de tracción que se utiliza es el aparato médico JES Extender®.
La Intervención de Alargamiento seguida de la Tracción continuada durante el periodo post-operatorio, permite alargar el pene entre 2 y 4 centímetros (dependiendo de cada paciente), de manera permanente.
En pacientes con exceso de tejido graso acumulado en el pubis (base del pene), el pene puede parecer aún más pequeño debido a que el pene se encuentra "semi-enterrado" en el pubis. En estos casos es posible realizar al mismo tiempo una Liposucción de Pubis, y aumentar así la exteriorización del pene.
El Alargamiento y el Engrosamiento NO pueden ser efectuados al mismo tiempo, en la misma intervención.

domingo, 3 de abril de 2011

Cuando el miedo a la intimidad es excesivo



La gama de las fobias es muy amplia, pero más allá de las fobias más conocidas y comunes como la claustrofobia o la xenofobia existen otros miedos que están relacionados con el género de la persona y su sexualidad. Realmente el número de fobias sexuales es verdaderamente grande y es que la sexualidad ha sido siempre un foco de tensión para las personas. En ciertas ocasiones la disfunción eréctil, la eyaculación precoz o la anorgasmia en las mujeres tiene en su base un miedo oculto.
Una de las fobias más generalizadas es la coitofobia o genofobia: el miedo a mantener relaciones sexuales. En los hombres normalmente se presentan problemas para mantener la erección mientras que en las féminas se muestran dificultades para alcanzar el orgasmo. Este miedo hace que las personas experimenten una gran ansiedad pues les preocupa fallar de alguna manera en su desempeño sexual. Algunos tienen miedo de sus impulsos sexuales o de perder el control durante el acto sexual (algo que es considerado como una falta de autocontrol imperdonable). Otros simplemente perciben la idea de tener relaciones sexuales como algo desagradable o detestable.
¿De dónde proviene este miedo? Como puede presuponerse las causas son múltiples, las más comunes suelen ser: 1. un trauma sexual vinculado con una violación o un abuso sexual, fundamentalmente en las edades tempranas; 2. haber sido testigo de un acto sexual que haya resultado impactante para la persona, ya sea en su vida real o en un filme y, 3. haber sufrido vaginismo en algún momento de la vida, por lo cual la relación sexual se hizo dolorosa y se estableció un vínculo inadecuado entre el dolor y el sexo. Otras causas pueden ser: la ausencia de sentimientos de amor y cariño hacia la pareja, la experimentación de culpas propiciadas por una educación cultural o religiosa demasiado estricta, perversiones sexuales de parejas anteriores e incluso, muy al contrario de lo que pueda pensarse: haber sostenido una vida sexual muy activa y promiscua.
En estrecha relación con las causas de la coitofobia, puede hablarse de la agrafobia, o sea, el miedo a ser víctimas de un abuso sexual. Esta fobia usualmente se presenta en aquellas personas que han sido violadas con anterioridad o en quienes han visto actos sexuales violentos, incluso en un filme.
También puede encontrarse la erotofobia, que sería el miedo a los temas relacionados con la sexualidad, a las preguntas de índole sexual y en general a todo aquello que pueda relacionarse con el erotismo. Es poco probable que los erotofóbicos hablen de sexo y suelen tener reacciones negativas con respecto al material sexualmente explícito. Por supuesto, esto conduce a que mantengan relaciones sexuales con menor frecuencia y que tengan menos compañeros sentimentales a lo largo de sus vidas. Algunas investigaciones han demostrado una correlación entre puntajes elevados en la erotofobia y un uso menos consistente de anticonceptivos, fundamentalmente debido a que existe un desconocimiento general sobre la sexualidad humana.
Siguiendo esta misma línea que relaciona el sexo y el amor se halla la filofobia, más conocida como el miedo al amor, a enamorarse o a estar enamorado. Se trata de una condición que afecta profundamente la vida de quienes la padecen ya que estas personas no desean enamorarse. El origen del trastorno suele estar en traumas infantiles que degeneraron en complejos de inferioridad y que estaban relacionados con la familia o con el entorno afectivo. Quienes padecen esta fobia suelen adoptar los siguientes comportamientos: eligen relaciones imposibles donde nunca podrán enamorarse, escogen hombres o mujeres que terminarán dejándolos para así evitar el enamoramiento y escapan de alguien que se haya enamorado de ellos buscándole defectos inexistentes. En sintonía con el miedo romántico, se devela la existencia de otra fobia, filematofobia: el pavor por los besos y la negación a ser besados.
También pueden hallarse personas que temen a los juegos amorosos, a este miedo se le denomina: sarmasofobia o malaxofobia. El término sarmasofobia proviene de "Sarmatia", una antigua región próxima al Mar Muerto de la cual descendían las legendarias amazonas que según la leyenda tenían aversión al contacto con los hombres.
Un tanto desligada de la relación sexual propiamente dicha pero siempre relacionada con el género, se presenta la gimnofobia, nudofobia o miedo a la desnudez. Quienes padecen esta fobia temen, tanto ser vistos desnudos como ver a otras personas desnudas, aún en aquellas situaciones donde la desnudez es socialmente aceptable. Los gimnofóbicos pueden experimentar miedo o ansiedad frente a todos o, por el contrario, sólo frente a ciertas personas en particular. Una causa posible de esta fobia es el sentimiento de inferioridad con respecto al propio cuerpo, en especial debido a que se compara con las imágenes mostradas en los medios que idealizan la belleza humana al punto de que las imperfecciones naturales llegan a ser vivenciadas como un padecimiento.
Por otra parte, existen personas que le temen a los hombres, en este caso nos referimos a la androfobia, el miedo a los hombres. Se trata de una aversión hacia las personas de sexo masculino, probablemente causado por un evento traumático sufrido en la edad temprana, ya sea con un hombre o con un niño. Quienes padecen esta fobia experimentan gran ansiedad, incluso cuando se den cuenta de que las otras personas no representen una amenaza real.
Finalmente, apunto que otras personas sufren de onirogmofobia, miedo a los sueños húmedos y parafobia, el miedo a tener una perversión sexual.