jueves, 23 de septiembre de 2010

Desarrollo psicosexual de los adolescentes


Este punto de vista implica que tanto la socialización como la adopción de determinados papeles son más conflictivas en esta etapa que en cualquier otro momento de la vida. En este sentido, psicólogos sociales y sociólogos coinciden en considerar esta fase de transición como un período que contiene una gran cantidad de características potencialmente generadora detención, especialmente todo lo relacionado con la sexualidad.
Los cambios de la pubertad no aparecen de repente ni en un solo momento, sino que se desencadenan gradualmente y en distintas edades según las personas. La pubertad comienza en las niñas, entre los 9 y los 12 años y concluye entre los once y los catorce. Los niños comienzan a realizar estos cambios entre los diez y los doce y el proceso llega hasta los quince y dieciséis años
Los niños y niñas que han sido preparados para hacer frente a esta etapa, se adaptan a los cambios con mayor facilidad que aquellos que no han recibido ningún tipo de preparación.

El desarrollo psicosexual
Ya hemos comentado anteriormente una cuestión obvia: la sexualidad es una realidad compleja. Esta complejidad se refiere por un lado en que la sexualidad humana se ve condicionada por un elevado número de factores y por otro que ha de entenderse como un elemento más de las características de la persona que está íntimamente relacionada con las demás. Así cuestiones como expresividad de los afectos, la confianza, la autoestima, el respeto por los demás, la forma de manejar la ansiedad ante distintas situaciones, etc., son cuestiones ligadas íntimamente a la sexualidad de cualquier persona y su desarrollo.

Nacimiento y vinculación
Cada momento de la vida, tanto por el proceso evolutivo de las personas como las circunstancias externas que rodean a cada individuo, tiene una expresión distinta en cuanto ámbito de la sexualidad. Esto es así desde el nacimiento. En los primeros momentos y meses de la vida de una persona la realidad de su existencia la componen aspectos puramente sensoriales. La única realidad que un bebé percibe es la resultante del cúmulo de sensaciones que experimentan. Si retomáramos una postura adulta ante esto, podríamos considerar que la vida, en los primeros meses, es pura sexualidad.
Los bebes, algo que resultan fácilmente observable reaccionan y experimentan a través de sus órganos sensoriales. Además de emitir conductas destinadas a cubrir sus necesidades básicas, el mundo es cúmulo de experimentación y percepción de sensaciones provenientes de los cinco sentidos.
Como padres y madres podemos favorecer el desarrollo de nuestros hijos e hijas aportando estímulos que fomenten sus necesidades primordiales. Puede ser interesante destacar que abrazándolos, jugando con ellos, no solo estimularemos un crecimiento apropiado con respecto a su sexualidad, si no que favorecemos su desarrollo integral en esta etapa.
Otra cuestión influyente en la caracterización de la sexualidad de los niños y niñas que puede tener consecuencias posteriores de la desnudez. A través de la información que transmitamos a nuestros hijos e hijas sobre esta cuestión ellos elaborarán ideas sobre la desnudes propiamente dicha, sobre sus cuerpos y también sobre sí mismos. Se trata de una comunicación que se realiza tanto por palabras como por hechos y actitudes.
Además de la estimulación física y de la valoración del cuerpo es importante que durante los primeros años de vida el bebé desarrolle una sensación de confianza. Esto quiere decir que el bebé perciba de los adultos y del entorno que le rodea mensajes de calma y de continuidad. De esta manera el bebé se percibirá de una manera positiva y sosegaba y entenderá que el mundo que le rodea es coherente y predicable. La confianza redundara ya en estos momentos en la autoestima que el niño y la niña vallan desarrollando posteriormente y en la capacidad de estos para confiar y aproximarse emocionalmente a los demás. La confianza se adquiere fundamentalmente a través de los padres, quienes la pueden enseñar a base de coherencia de sus acciones y actitudes y perseverancia en sus planteamientos.

Los primeros años
Sobre los tres años los niños y las niñas comienzan a establecer distinciones en función del sexo de las personas. Cuando empiezan a percatarse de que pertenecen a un sexo determinado aprenden también cuál es la conducta ¨ Apropiada ¨ Para cada género o rol sexual.
Es fundamental cada persona posea características propias ¨ Masculinas ¨ Esto es algo que ya a estas edades estamos enseñando tanto en casa como en la escuela o a través de los medios de comunicación. Son momentos que en la necesidad de definición de los niños y niñas hacen importantísimo que adoptemos ante esta cuestión una postura clara y meditada. Una persona sana es aquella que ha integrado las partes masculina y femenina en un todo. Por ejemplo, los hombres deben poner permitirse la posibilidad de ser sensibles, ocuparse de la crianza de los hijos, mostrar ternura, etc… Por otro lado las mujeres deben tener la oportunidad de ser enérgicas, independientes, y con capacidad de tomar iniciativas.
Los niños y niñas necesitan percibir que el control de esfínteres es un aspecto saludable y natural del crecimiento, sin que se sienta en ningún momento culpable por realizar acciones de este tipo. Tanto padres y madres como cuidadores y educadores tenemos que recordar que para los niños y niñas, el control muscular es algo complejo que precisa de un entrenamiento progresivo. No se trata de realizarlo de hoy para mañana. Si bien la madurez psicofísica para el control de esfínteres suele aparecer a los dos años, en muchas ocasiones no se da la maduración necesaria hasta los tres y a veces más tarde. Es bueno tenerlo en cuenta sin olvidar que un desarrollo lento en este campo no tiene que significar de ninguna manera un déficit en el desarrollo general del niño o la niña.
Cuando aparece el lenguaje comienza a pedirse las primeras explicaciones sobre el mundo. Esto es igualmente cierto ante la sexualidad. A estas edades las demandas de información provienen fundamentalmente del ámbito de la reproducción. De donde vienen los niños y las niñas y cuales son sus diferencias por sexo son las cuestiones más solicitadas. Por último, para entender la sexualidad en esta etapa es necesario que nos detengamos mínimamente en el desarrollo del autoerotismo. Con este término se designan a las acciones encaminadas a obtener placer en solitario. En estas edades los niños y las niñas muestran interés por su cuerpo, su exploración y su estimulación. Para ellos estas actividades constituyen una forma de descubrir otro aspecto del mundo al que cada vez se asoman de forma más intrépida. A través de la autoestimulación, además de obtener sensaciones placenteras, el niño y la niña aprenderán aspectos de su cuerpo, y si ese aprendizaje corporal y del placer es exitoso, estarán más capacitados para disfrutar de una forma más completa de sus relaciones con otras personas en la edad adulta.
Durante toda la vida, la persona que aprendió durante su infancia que estas actividades son reprobables y dañinas, conservará la impresión de que obtener sensaciones placenteras por estimulo del cuerpo es algo sucio, indebido y repugnante.

De los seis a los diez años
En estas edades persisten algunas de las cuestiones que hemos tratado en los aparatos anteriores. Esto no podría ser menos ya que siempre dividimos el desarrollo de las personas en etapas o en años tiene fisuras. Es algo que se desarrolla en un continuo, que por naturaleza es siempre distinto y peculiar para cada persona.
Cerca de los seis años y a lo largo de todo el proceso de escolaridad comienzan a aparecer las primeras manifestaciones de juegos sexuales. Se trata de conductas espontáneas de los niños y las niñas que reproducen entre sus iguales situaciones que observan y detectan en los adultos. En estos momentos, la experimentación de la sexualidad continúa y se recubre de nuevos ingredientes. El coqueteo, los besos a escondidas y las exploraciones mutuas son actividades frecuentes en estas edades.
Como padres y madres podemos adoptar distintas posiciones ante estos hechos. Sea cual nuestra postura debemos evitar siempre transmitir mensajes que muestren la sexualidad como algo rechazable o repugnante.
Probablemente una de las cuestiones que a lo largo del desarrollo humano puede facilidad más un crecimiento sexual sano en la existencia de canales fluidos de comunicación entre padres y madres y sus hijos e hijas. Cuanto sea mayor grado de libertad que presida la comunicación en estos temas, mayor será el grado de influencia que como padres y madres podremos ejercer. Además, los niños y las niñas recibirán información precisa y exacta y no serán presas de los fantasmas y mitos sexuales que circulan habitualmente entre su grupo de amigos. A todo esto se le suma que una comunicación abierta entre padres e hijos permite que estos desarrollen un mayor grado de responsabilidad ante su sexualidad.
Antes de los diez años los niños y las niñas deberían conocer las cuestiones relacionadas con los órganos sexuales, la elación entre el coito y la reproducción y los cambios físicos a los que sus cuerpos serán sometidos en la pubertad. Es importantísimo que los niños y las niñas entren en la pubertad con unos conocimientos y actitudes positivos hacia los cambios que les sucederán para que puedan valorar correctamente la experiencia y en ningún caso esta pueda resultarles frustrante. También resulta relevante que el acceso a la pubertad vaya acompañado de un conocimiento claro y positivo de la sexualidad.

La adolescencia y la pubertad de los diez a los trece
A medida que las personas se acercan a la pubertad, sus vivencias y sus experiencias pasan a ser en alto grado condicionadas por las intensas y nuevas situaciones que este período desencadena. Cambios fisiológicos profundos como la aparición de caracteres sexuales secundarios, la aceleración del crecimiento emocional y físico, la capacidad de reproducción, los cambios en la relación que las personas comienzan a establecer con personas de otro sexo, la búsqueda de independencia y el desarrollo de principios personales son cuestiones que intervienen en estos momentos del desarrollo.
Los niños y niñas que han sido preparados para hacer frente a esta etapa, se adaptan a los cambios con mayor facilidad que aquellos que no han recibido ningún tipo de preparación. La comunicación no debería centrarse solamente en abordar los aspectos básicos de la sexualidad y la reproducción. En el momento de ahondar en los condicionantes sociales, religiosos y culturales de la sexualidad.
Esta etapa del desarrollo hace en ocasiones necesario un trato diferencial en función del sexo nuestros hijos e hijas. Esto no quiere decir más que el énfasis y las incertidumbre serán distintos en los chicos y en las chicas.
Dado que los tiempos del desarrollo físico son específicos en cada persona, es importante que a nuestras hijas les hagamos comprender lo peculiar del desarrollo propio, permitiendo la aceptación de las características individuales como algo que se resiste a las comparaciones. Poco después del inicio de la pubertad aparece la primera menstruación. Si se ha hablado anteriormente y con naturalidad de esta cuestión, será fácil revisar las posibles dudas y temores de las niñas ante la menstruación.
En los chicos la pubertad se alcanza más tarde y con más lentitud que en las chicas. Además no se produce signos tan perceptibles como en ellas. Las manifestaciones físicas comienzan con el agrandamiento del pene y los testículos, después aparece el vello en diversas partes del cuerpo. La voz cambia cerca de los quince años y el vello sigue apareciendo en la cara y en el pecho hasta pasada esta edad. Todos estos cambios inquietan a los chicos de la misma manera que las chicas se ven sorprendidas por los suyos.
Durante la pubertad comienza a multiplicarse en las personas sus capacidades para fantasear y ésta es una cuestión que afecta el desarrollo sexual. Las fantasías sexuales son una herramienta que prepara a las personas para el sexo, ayudan a conocer la sexualidad personal y descubrir la intimidad.
Como padres y madres es conveniente hablar con nuestros hijos e hijas sobre las fantasías sexuales, restándoles cualquier mínimo elemento de culpa y enfatizando su papel positivo en el desarrollo de la sexualidad.
Otra cuestión pareja a la pubertad es la masturbación, de una manera distinta a como se presentaba en los períodos anteriores. En estos momentos, la principal variación de la autoestimulación es que a través de ellas se pueden alcanzar órganos. El organismo puede desarrollar la respuesta sexual humana en toda su extensión.
La masturbación es un instrumento insustituible de autoconocimiento y de exploración de la sexualidad individual. Es interesante abordar con nuestros hijos e hijas este tema entre los nueve y los doce años, dejándoles claro que se trata de un medio para conocer el cuerpo y las sensaciones físicas placenteras.

La adolescencia
Esta es la época de las definiciones. El adolescente emerge del mundo infantil y emplea todas sus energías en perseguir una identidad y unas características propias. Es un proceso en el que se reclama insistentemente una mayor independencia y cuando se debe aceptar un mayor grado de responsabilidad. En este marco las relaciones familiares se vuelven ambivalentes. En determinados momentos al adolescente busca un gran distanciamiento y autonomía, en otras ocasiones se pretende volver al cobijo de la familia.
En estas edades la disciplina es una cuestión necesaria, no sólo para la salud mental del padre y la madre también para el adolescente. La solución correcta pasa por articula un equilibrio entre el orden y la comunicación abierta. Esto pasa por atribuir desde nuestra posición de adultos un rango equivalente hacia esa persona que también comienza a hacerlo.
Una vez establecidos firmemente los canales de comunicación será posible asomarse a los acontecimientos ante la sexualidad de una forma que sean escuchadas y tenidas en cuenta. Con todo esto conseguimos que nuestros hijos e hijas se adentren con las mejores capacidades en la exploración adulta del mundo de la sexualidad.

Adolescencia y sexualidad

Percepción:
La adolescencia se percibe como una época tormentosa y emocionalmente agresiva, llenas de enfrentamientos entre los adultos y los jóvenes sobre todo dentro de la familia. Se considera una etapa en que se produce el desarrollo físico y los cambios emocionales más fuertes y rápidos en la historia de cada persona.

Generalidades de la adolescencia:
Se generan cambios que inician aproximadamente a los11 años en las mujeres y los 13 en los varones. Los cambios hormonales comienzan años antes y pueden dar lugar a períodos de inquietud y mal humor. Las niñas sienten los cambios antes que los niños.
Los primeros desacuerdos con los adultos aparecen cuando los adolescentes comienzan a desarrollar sus puntos de vista y con frecuencia no son compartidos por sus padres y con otros mayores. Los padres posiblemente se sientan rechazados e incluso desplazados, y en cierto sentido lo son.

Asumiendo riesgos:
En la etapa que se encuentran los jóvenes se presentan las primeras experiencias con la bebida, con drogas o el fumar generalmente tiene lugar en compañía de otros jóvenes, para ellos estos se considera lo normal y necesario para poder aprender.
Entre los problemas a que se enfrenta el adolescente están los emocionales se considera que 4 de cada 10 en algún momento se sienten tristes y llegan a llorar y han deseado alejarse de todo y de todos, esto se puede considerar una leve depresión, en algunos de los casos lega a grabarse e incluso deriva en conductas suicidas.
Otros de los problemas a que se enfrentan los adolescentes son los relacionados con los cambios físicos, Los cuales son preocupantes para ellos, especialmente para los que son tímidos. En el otro extremo, las preocupaciones se presentan en forma de presunción excesiva sobre su capacidad sexual y sobre sus experiencias.
La practica sexual y las relaciones de riesgo repetitivas sin protección son síntomas de problemas emocionales.Reflejan un estilo de vida al límite, los adolescente que asumen estos riesgos tienden a asumirlos en otras facetas de la vida.
En la adolescencia no son del todo recomendables las dietas, ya que el adolescente tiene prisa por el cambio y además es impulsivo por el proceso hormonal en que se encuentra, lo cual agrava la situación. Es mucho mas útil para ellos introducirlos en lo que será un estilo de vida.
Un factor de ayuda para el adolescente es que los padres estén manejando las cosas y apoyarse el uno al otro. Los jóvenes pasaran por una etapa de confusión e infelicidad que les permite experimentar los cambios necesarios para adaptarse a una nueva forma de vivir y relacionarse con su medio ambiente.

Conclusión
Resulta esencial disponer de espacios familiares donde sea posible abordad los distintos momentos y situaciones que marcan el mundo del adolescente y donde además nosotros como adultos podamos expresar nuestros puntos de vista y nuestras preocupaciones.
Cuando se consigue que existan canales de comunicación amplios y sinceros, además de incidir en un desarrollo armónico de nuestros hijos e hijas estaremos enseñando a expresar a los demás sentimientos. Se trata de un variable fundamental en toda relación íntima. Así estaremos ejercitando una capacidad que redundara en la calidad de vida emocional y sexual de nuestros hijos e hijas.
Las restricciones y las responsabilidades impuestas a los adolescentes deben modificarse a medida que pasan los años. No debemos olvidar que se trata de un período de continuo crecimiento hacia la madures personal.

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