lunes, 20 de septiembre de 2010

Tratamiento del vaginismo (dolor a la penetración)

Ilustración de: Ricardo Fumanal


La definición de vaginismo nos dice que es la imposibilidad de realizar el acto sexual por la contracción involuntaria de los músculos del tercio inferior de la vagina. Algunas mujeres que padecen vaginismo pueden gozar de los juegos sexuales, e incluso alcanzar el orgasmo, por vía de la estimulación del clítoris, siempre que no se produzca el coito ni la introducción del pene en la vagina.
Generalmente la contracción involuntaria y condicionada (espasmo) de los músculos de la parte inferior de la vagina, son generados por un deseo inconsciente de la mujer de evitar la penetración.
El dolor por el vaginismo puede impedir que se logre la penetración, resultando casi siempre la ausencia de consumación del "acto sexual".
El vaginismo se considera que es producto de una respuesta aprendida, con frecuencia debida a lo que se conoce médicamente como “dispareunia” (dolor a la penetración o al intento de la penetración). Incluso tras eliminar la causa del dolor (dispareunia), el solo recuerdo del dolor puede mantener el vaginismo (contracción involuntaria de los músculos de la vagina).
Otras posibles causas son el miedo de que se produzca un embarazo, temor a ser controlada por un hombre, temor a perder el control, miedo a sufrir dolor durante la penetración. Si la mujer tiene estos temores el vaginismo se cataloga como “vaginismo primario” (permanente).
Incluso,  el miedo hace que al contacto del médico con la zona de la pelvis,  la persona muestra una reacción de dolor o intenta evitar la revisión médica.
Es importante señalar que cuando en la revisión médica se observan espasmos en la vaginal durante la exploración pélvica confirma el diagnóstico.
La historia de la persona y su desarrollo psicológico y sexual y la exploración física pueden definir las causas del vaginismo. Las causas se pueden ubicar en dos generalidades, las físicas y las psicológicas o emocionales. En ocasiones se requiere del uso de anestesia local para evitar el espasmo y lograr la exploración médica, lo cual no es muy recomendable.
Las técnicas de relajación muscular brindan una buena opción para tratar el vaginismo. La persona que lo padece tendrá que seguir una terapia de aprendizaje de relajación, y en algunos de los casos se llegan a usar dilatadores de goma o plástico de tamaño consecutivo; esto depende del origen del problema,  lo que quiere decir que no en todos los casos es prudente usar estos instrumentos, ya que pueden causar un trauma mayor.
Se realizan ejercicios de relajación general y existen técnicas de ejercitación vaginal, las cuales pueden ser una buena alternativa de terapia para estos casos.
Es muy importante señalar que en estos casos es necesaria la supervisión de un especialista, ya que en la mayoría de los casos que se intenta auto manejar el problema, por lo general los resultados son generadores de un proceso que agudiza aún más el problema.
En el manejo de la terapia se busca reducir y eliminar la ansiedad en ambas personas de la pareja, ya que es muy común que existen factores emocionales negativos en ambos producto de la frustración por esta disfunción sexual.
La incidencia de este problema fue estimado con certeza por Masters y Johnson (1987) entre un 2 y 3%.
El vaginismo también puede apareces después de un problema orgánico que ha provocado dolores durante el coito, cuando estos remiten el reflejo aprendido que se mantiene.
La reacción de la pareja es importante ante este problema, hay quien no le da importancia, unos mantienen y fomentan el problema demostrando miedo a hacerlas daño y otros consideran que es la forma que tiene la pareja de estropear el acto sexual, lo que deteriora la relación.
Los sexólogos Masters y Johnson tratan el vaginismo ofreciendo a la pareja una indicación de la índole del reflejo espasmódico involuntario y mostrando el funcionamiento del reflejo en el curso de una exploración pélvica meticulosa en presencia del compañero, a la vez que se pide a la mujer que observe la exploración a través de un espejo. Después de este primer paso, el clínico enseña a la paciente varias técnicas para relajar los músculos que rodean la vagina. El método que mencionan como más eficaz, es el de hacer primero que la paciente tense deliberadamente estos músculos, dejando luego que se distiendan por si solos. Enseguida se entregan a la mujer un juego de dilatadores de plástico de diferentes tamaños. Se introduce e! más pequeño, poco más o menos del grosor de un dedo, en el interior de la vagina.
Otra sexóloga, Helen Kaplan, considera que el tratamiento del vaginismo es con base en la modificación de la causa inmediata de este trastorno, es decir, la respuesta condicionada que lo genera. Las causas más profundas se tratan sólo en el caso de que representen un obstáculo para la desensibilización corporal.
Para desensibilizar el introito vaginal espástico, el método más común es el descrito anteriormente. Kaplan opina que cuando la aprehensión y el temor de la paciente y su consiguiente evitación fóbica de la inserción representan obstáculos importantes para la aplicación de esta técnica terapéutica, el primer objetivo debe ser eliminar dicha fobia, ya que una vez conseguido esto, el procedimiento de extinción se realiza en cuestión de días.
Las fobias específicas suelen ceder ante un amplio espectro de técnicas terapéuticas. El psicoanálisis, la terapia de la conducta y la hipnosis, así como la farmacoterapia, son algunos de los métodos que parecen haber logrado éxitos en este campo. Los terapeutas de la conducta han informado de resultados excelentes en el tratamiento de fobias mediante la "desensibilización sistemática". La sensibilización es otra excelente herramienta que puede utilizarse para desterrar las fobias.
Una excelente opción de tratamiento es la hipnosis, ya que la relajación corporal progresiva permite que la mujer aprenda a destensar la zona pélvica, y generando un espacio de empatía y cordialidad entre la pareja los resultados son muy buenos.
El objetivo principal del tratamiento es aliviar la ansiedad de la paciente y para ello utilizan el formato que más conviene a cada paciente en particular. Así que puedes estar seguro o segura de que existen alternativas de solución y para eso solo debes hacer un espacio para visitar a un especialista y verás que pronto recuperarás la posibilidad de vivir con plenitud sexual.


Terapeuta. José Jaime Martínez.
Sexólogo, Especialista en Hipnosis y en Programación Neurolingüística.


BIBLIOGRAFÍA:

  1. Álvarez-Gayou, Juan Luís (1986) Sexoterapia Integral. Editorial Manual Moderno.
  2. Kaplan, Helen Singer (1979) Trastornos del Deseo Sexual. Editorial Grijalbo.
  3. Masters y Johnson (1978) Respuesta Sexual Humana. Editorial lntermédica.
  4. Masters y Johnson (1974) El Vinculo del Placer. Editorial Grijalbo. S. A.

1 comentario:

  1. This information is very informative and helpful for the people facing such problems.

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