miércoles, 1 de septiembre de 2010

Información sobre el medico español Dr Serrano Vicens

Para ampliar la información que apuntabamos en una anterior entrada sobre el parto orgásmico en la que os mencione las investigaciones del Doctor Serrano Vicens durante el franquismo, os copio un fragmento del libro Pariras con placer escrito por Juan Merelo-Barberá del que hemos tratado en una anterior entrada. Se trata de la parte del libro en el que lo menciona las investigaciones durante el franquismo del médico rural Doctor Serrano Vicens para que sepais algunas cosas más de tan curioso, como desconocido personaje. Tambien sirva como homenaje a su trabajo de investigador que realizo en unos momentos extremadamente difíciles y que le proporcionaron tantos sinsabores.


"Debo decir que sin el auxilio que me han
 prestado mujeres de clara inteligencia y gran
 carácter, mi obra hubiera sido imposible". 
Havelock , Elis Estudios de psicología sexual, 1913.

Durante los primeros cursos universitarios de sexología que impartí continuamente en la universidad franquista (1970-1975), un alumno me entrego un trabajo mecanografiado diciéndome: “Nos lo dio un médico que conocimos haciendo auto-stop. Nos dijo que como no podía publicar, hiciéramos con él lo que quisiéramos. Lo estamos multicopiando y repartiendo por la universidad; tambien es traducido y repartido por universidades extranjeras”. 
Cuando le pedí el original la dedicatoria de su autor, el Doctor Serrano Vicens, médico rural entonces, de Catadau (Valencia): “Esperando el interés de este estudio, y que de la manera que estime más oportuno, lo dé a leer a sus amistades”. La lectura de la investigación que durante treinta años había realizado el Doctor Serrano sobre la sexualidad femenina española me impresiono, como posiblemente debió de ocurrir con otros que pudieron conocer tan valiosa información de carácter sociológico sexual.
Su novedad, su verosimilitud y rigor, me dio esperanzas de un resurgimiento de lo que podríamos llamar: “la escuela sexológica española,” (Marañón, Saldaña, Jiménez Asua).
He expuesto la importancia de este trabajo en mis introducciones a sus ediciones libres y completas (la sexualidad femenina, de Serrano Vicens, editadas por Ruedo Ibérico, París 1972 y Editorial Jucar, Madrid 1975). Estas me sirvieron tambien para difundir, en el reacio ambiente intelectual y académico - tanto en épocas anteriores como recientes -, mis incipientes investigaciones sobre el parto orgásmico del que aquí voy a tratar.
Por ello hago patente mi agradecimiento al Doctor Serrano, desgraciadamente fallecido, no solo a nivel científico, sino tambien a nivel personal, pues hizo posible que mi investigación tuviera significación pública en el país en el que nació, aunque ahora otras actividades hayan postergado cuando en el extranjero siguen ya otros rumbos.
Después de aquella lectura me preocupe por localizar a su autor, con el que me entreviste apercibiéndome del ostracismo en que se encontraba entonces el único investigador español socio-sexológico, de rango, como pude entender en su contestación a mi carta pidiéndole la entrevista y anunciándole mi disposición para publicar su trabajo en el extranjero; en ella me decía: “Realmente estaba deseando recibir su carta, ya que no tenia noticia alguna de que hubiera llegado a Madrid mi trabajo”.
Es claro por esta manifestación que esperaba que su obra llegara a través de los estudiantes a profesionales responsables para valorarla y darle el cauce científico idóneo.  Fue entonces tambien cuando supe la consideración que gozaba el Doctor Serrano por quienes estaban cualificados para estimar su labor. Así el Doctor Marañón en 1957 le decía juzgando su investigación: “Hecha con toda lealtad científica y de la mayor trascendencia. Claro que no puede publicarse aquí, donde los asuntos sexuales tienen una absurda censura que redunda en perjuicio moral y material para nuestra humanidad. Yo espero algún día poder citar muchos de los datos”.
Kinsey, con el que en Madrid se había entrevistado el Doctor Serrano Vicens, le escribiría en 1956 proponiéndole editar aquel trabajo bajo los auspicios de la Universidad de Indiana, puesto que aquí no podía publicarse, considerándolo como el mejor trabajo europeo en su genero y proponiéndole tambien citarle científicamente, lo cual no fue posible por el fallecimiento de aquel.
Por entonces los dragones del orden moral médico y de la burocracia político-teológica permitieron algo más tarde que la difusión entre estudiantes que una revista médica lo publicara para el exclusivo uso de los profesionales de la medicina, suprimiendo algunos de los casos. Las reacciones a los que conocieron esta edición mostraban el grado de su propia represión frente a los asuntos sexuales.
Fueron pocos los profesionales que manifestaron iteres por un viejo aspecto, la capacidad masturbatoria de la mujer, que es de conocimiento antiguo en la sexología. Ahora ha sido redescubierto técnicamente en América para con medios más sofisticados canalizarla hacia soluciones terapéuticas o suplir incompetencias afectivas masculinas. Se aligera así, con el acto masturbatorio la incapacidad para dar satisfacción a la mujer del hombre robotizado para conocer solo, en el encuentro erótico, la vía reproductora del mete-saca pene-vaginal.
Al desconocer, sin duda aquellos comentaristas la exacta significación del autoerotismo en sexología pura, solo han entendido bajo la ambivalencia morbosa machista que se excita y a la vez teme el derroche de potencialidad que es para él la expresión de la sexualidad femenina por no entenderla más que bajo su obsesión genital.

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