El clítoris es el órgano eréctil que se encuentra en la parte superior de la vulva de la mujer. Etimológicamente clítoris en latín significa Llave.
Está unido a los labios menores y recubierto parcialmente por éstos. De hecho, habitualmente son sólo visibles el capuchón y el glande del clítoris, que se hallan en la parte superior de los labios menores, y que forman apenas una décima parte del volumen total del clítoris.
Cuando las células de la cara interna del prepucio del clítoris se descaman y hacen la degeneración grasa que les caracteriza, forman el esmegma, como en el caso masculino. La higiene habitual impide que éste se acumule. Si lo hiciera, produciría irritaciones y adherencias, como sucede, de hecho, en los casos de fimosis del clítoris.
En él se concentran los nervios que producen placer sexual en la mujer. En efecto, este órgano no tiene otra función conocida hasta el momento que la de causar placer de tipo sexual a la mujer, por lo que en algunas sociedades del continente africano se practica la mutilación sexual de las mujeres: la ablación de clítoris consiste en su mutilación antes de que las jóvenes lleguen a tener la menstruación para tratar de impedir que conozcan el placer sexual.
El clítoris en toda su longitud puede llegar a tener un tamaño de 10 a 13 cm, mientras que el glande clitoriano mide entre 3 y 4 mm de ancho y 4 y 5 mm de largo (en estado de reposo) mientras en erección puede alcanzar los 1 a 1.5 cm de longitud en la mujer promedio. La parte visible del clítoris es el glande y es extremadamente sensible a la estimulación directa en la mayoría de mujeres, prefiriendo la estimulación indirecta a través del prepucio o capuchón clitoriano, el glande constituye solo la octava parte de todo el clítoris. El clítoris está formado por los mismos tejidos del pene y, en su mayor parte, funciona igual que este. La única diferencia importante entre los dos, es que la uretra de la mujer no pasa a través del cuerpo del clítoris.
El clítoris tiene tres porciones: el glande, el cuerpo y las raíces. Las tres estructuras miden en conjunto 10 a 13 cm promedio, lo cual es una sorpresa para la mayoría de las personas que desconocen ésto, lo que pasa es que, casi todo el clítoris está oculto y sólo una pequeña porción del glande es visible.
Glande: Es la única porción visible del clítoris y tiene muchas terminaciones nerviosas que lo hace sumamente sensible. Es la estructura del organismo que tiene más terminaciones nerviosas, al punto que duplica las que tiene el glande del pene y más que la lengua y la punta de los dedos. En algunas mujeres el estímulo clitoridiano directo es doloroso y algunas no toleran ninguna forma de estímulo porque experimentan dolor, aún cuando sea tocado indirectamente, de allí que el glande está protegido por el prepucio. Durante el orgasmo es cuando más sensible se pone y por eso se retrae y se esconde debajo del capuchón del clítoris, para evitar el contacto directo. El tamaño medio del glande del clítoris, cuando no está erecto, es de unos 4 a 5 mm, pero varía entre 1 a 1,5 cm durante la relación sexual.
Cuerpo: Está formado por dos estructuras llamadas cuerpos cavernosos, que están unidos y parecen como una sola estructura. Tienen forma cilíndrica y su interior es como una esponja que se llena de sangre durante el estímulo sexual, al igual que lo hacen los cuerpos cavernosos del pene. El cuerpo del clítoris se puede palpar durante la excitación sexual como un cordón, cubierto por piel, que se encuentra por debajo del hueso púbico. La longitud del cuerpo del clítoris varía entre 4 y 5 cm.
Raíces: Los dos cilindros que forman el cuerpo del clítoris, al llegar al hueso púbico se separan y amoldan a la forma de los huesos pelvianos, formando una "V" invertida. La longitud de las raíces del clítoris puede llegar a medir hasta 6 a 7 cm.
Casi todas las mujeres tienen el glande del clítoris pequeño, pero en contadas excepciones puede haber un crecimiento exagerado llamado “clitoromegalia”. En el momento de la excitación sexual, los cuerpos esponjosos del clítoris se llenan de sangre y puede llegar a tener un aspecto similar al de un pene pequeño.
El clítoris tiene tres porciones: el glande, el cuerpo y las raíces. Las tres estructuras miden en conjunto 10 a 13 cm promedio, lo cual es una sorpresa para la mayoría de las personas que desconocen ésto, lo que pasa es que, casi todo el clítoris está oculto y sólo una pequeña porción del glande es visible.
Glande: Es la única porción visible del clítoris y tiene muchas terminaciones nerviosas que lo hace sumamente sensible. Es la estructura del organismo que tiene más terminaciones nerviosas, al punto que duplica las que tiene el glande del pene y más que la lengua y la punta de los dedos. En algunas mujeres el estímulo clitoridiano directo es doloroso y algunas no toleran ninguna forma de estímulo porque experimentan dolor, aún cuando sea tocado indirectamente, de allí que el glande está protegido por el prepucio. Durante el orgasmo es cuando más sensible se pone y por eso se retrae y se esconde debajo del capuchón del clítoris, para evitar el contacto directo. El tamaño medio del glande del clítoris, cuando no está erecto, es de unos 4 a 5 mm, pero varía entre 1 a 1,5 cm durante la relación sexual.
Cuerpo: Está formado por dos estructuras llamadas cuerpos cavernosos, que están unidos y parecen como una sola estructura. Tienen forma cilíndrica y su interior es como una esponja que se llena de sangre durante el estímulo sexual, al igual que lo hacen los cuerpos cavernosos del pene. El cuerpo del clítoris se puede palpar durante la excitación sexual como un cordón, cubierto por piel, que se encuentra por debajo del hueso púbico. La longitud del cuerpo del clítoris varía entre 4 y 5 cm.
Raíces: Los dos cilindros que forman el cuerpo del clítoris, al llegar al hueso púbico se separan y amoldan a la forma de los huesos pelvianos, formando una "V" invertida. La longitud de las raíces del clítoris puede llegar a medir hasta 6 a 7 cm.
Casi todas las mujeres tienen el glande del clítoris pequeño, pero en contadas excepciones puede haber un crecimiento exagerado llamado “clitoromegalia”. En el momento de la excitación sexual, los cuerpos esponjosos del clítoris se llenan de sangre y puede llegar a tener un aspecto similar al de un pene pequeño.
Puede estar asociado a problemas endocrinos de las glándulas suprarrenales o bien, puede tener un origen congénito. Es una situación incómoda para la mujer, que siente que tiene un pene en vez de un clítoris.
En el desarrollo embrionario, hay una fase en que ambos sexos son indistinguibles. El desarrollo del clítoris y los órganos sexuales externos de la mujer comienzan a partir de la 7ª semana de la vida embrionaria. El clítoris se desarrollará a partir del tubérculo genital análogo al glande del hombre.
En fases muy tempranas, el clítoris realmente parece un pequeño pene, pero, gracias a la acción de las hormonas maternas, adquiere su localización —anterior a la uretra— y tamaño, más pequeño que en el varón. Una malformación relativamente común es la masculinización de los órganos sexuales femeninos externos, y en especial el clítoris, que se vuelve de un tamaño mayor.
La fuerte unión de la parte superior de los labios menores con el clítoris, hace que el movimiento de penetración del pene mueva los labios y, de esta manera, se estimula el clítoris.
Para un 20-30% de mujeres, este estímulo es suficiente para producir un orgasmo, cuando se combina con las sensaciones causadas por el pene, acariciando las paredes vaginales durante los movimientos de empuje.
Otro 20-30% alcanzan el orgasmo con la penetración, pero necesita estímulos clitoridianos simultáneos, el resto sólo lo logran con manipulación del clítoris o del capuchón del clítoris; o sea que, un 70 a 80% de las mujeres necesitan un estímulo del clítoris para lograr el orgasmo.
Hay muchos hombres, que desconocen esta excesiva sensibilidad por lo que les gusta estimular el clítoris en forma directa, cuando a la mayoría de las mujeres le gusta la estimulación indirecta, sobre el capuchón que cubre el cuerpo del clítoris. La mayoría de las mujeres se masturban estimulando la zona del clítoris, cuidando que se mantenga lubricado.
Para un 20-30% de mujeres, este estímulo es suficiente para producir un orgasmo, cuando se combina con las sensaciones causadas por el pene, acariciando las paredes vaginales durante los movimientos de empuje.
Otro 20-30% alcanzan el orgasmo con la penetración, pero necesita estímulos clitoridianos simultáneos, el resto sólo lo logran con manipulación del clítoris o del capuchón del clítoris; o sea que, un 70 a 80% de las mujeres necesitan un estímulo del clítoris para lograr el orgasmo.
Hay muchos hombres, que desconocen esta excesiva sensibilidad por lo que les gusta estimular el clítoris en forma directa, cuando a la mayoría de las mujeres le gusta la estimulación indirecta, sobre el capuchón que cubre el cuerpo del clítoris. La mayoría de las mujeres se masturban estimulando la zona del clítoris, cuidando que se mantenga lubricado.
El término clítoris procede del griego antiguo κλειτορίς (kleitorís), que fue reintroducido sin cambios en el Renacimiento. El primer médico antiguo en haberlo nombrado fue Rufo de Éfeso (siglos I-II d. C.). Además, se sabe que en griego existía un verbo derivado: κλειτοριάζω (kleitoriázō), que significaba "acariciar(se) el clítoris para producir placer".
La literatura médica moderna menciona por primera vez la existencia del clítoris hacia el siglo XVI, aunque hay disputas sobre el momento exacto. Renaldo Columbus (también conocido como Mateo Realdo Colombo) fue un profesor de cirugía en la Universidad de Padua, en Italia, y publicó en 1559 un libro, llamado De re anatomica, en el que describió "la sede del placer femenino". Columbus concluyó que "como nadie ha descubierto estos detalles y su propósito, si se permite que le dé nombres a cosas que descubro, debería ser llamado 'el amor o dulzura de Venus'."
La aseveración de Columbus fue rechazada por su sucesor en la universidad, Gabriele Falloppio (descubridor de las trompas de Falopio, actualmente denominadas tubas uterinas), que se adjudicó el ser el primero en descubrir el clítoris. En el siglo XVII, el anatomista holandés Caspar Bartholin (véase glándulas de Bartolino) rechazó ambas pretensiones, diciendo que el clítoris ya era ampliamente conocido por la ciencia médica desde el siglo II.
Durante la época victoriana del siglo XIX, las mujeres que padecían de problemas uterinos, hormonales o emocionales eran diagnosticadas con una supuesta enfermedad llamada histeria femenina, la cual no tenía remedio y solo podía ser aminorada por medio de masajes de clítoris (equivalentes a lo que hoy en día reconocemos como masturbación). Los médicos manipulaban la vulva de la "paciente" hasta que esta alcanzaba el orgasmo, momento en que se aplacaban los síntomas de su mal. La lista de síntomas asociados con este mal era tan larga que llegó un momento en que el número de casos se convirtió en una epidemia; casi cualquier dolencia leve podía servir para diagnosticar histeria. Cabe notar que muchos de esos síntomas -por ejemplo la pesadez abdominal, la "lubricación vaginal excesiva" y la conducta lujuriosa- serían reconocidos hoy en día como indicios de frustración sexual.
El famoso ginecólogo William Masters y la trabajadora social Virginia Johnson (conocidos popularmente por sus dos apellidos juntos: Masters & Johnson) son considerados pioneros del estudio de la respuesta sexual humana; ambos efectuaron extensos estudios sobre el clítoris.
En los años 1970 la palabra clítoris era considerada ofensiva en los medios de comunicación estadounidenses, pero en los últimos años ha desaparecido de la lista de palabras tabú. Uno de los logros más importantes de la sexología científica es poner de relieve el importante papel que tiene el clítoris en la satisfacción sexual de la mujer y las relaciones sexuales en su conjunto.
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