domingo, 13 de marzo de 2011

Historia de la Pareja


Si bien el amor está fundado en capacidades y necesidades biológicas así como el placer sexual y el instinto de reproducción, tiene también una historia cultural. A veces se atribuye su invención a alguna tradición particular (a los sufis, a los trovadores,[58] al cristianismo, al movimiento romántico, etcétera), pero los vestigios arqueológicos de todas las civilizaciones confirman la existencia de afecto hacia los familiares, la pareja, los niños, los coterráneos, entre otros, por lo cual las interpretaciones que postulan que el amor en general es una construcción cultural específica no parecen fundadas. Desde el punto de vista cultural, el amor sexual se ha manifestado históricamente hacia las personas del sexo opuesto como hacia aquellas del mismo sexo. Para los griegos y durante el Renacimiento, los ideales de belleza eran encarnados en particular por la mujer y por los adolescentes de sexo masculino.


El lugar del homosexual en la sociedad y la percepción de la homosexualidad cambia muchísimo entre las sociedades y las épocas. En la Grecia antigua, por ejemplo, se consideraba normal que un muchacho (entre la pubertad y el crecimiento de la barba) fuera el amante de un hombre mayor, el cual se ocupaba de la educación política, social, científica y moral del amado. Pero se consideraba más extraño que dos hombres adultos mantuviesen una relación amorosa (aunque se ve que era normal en la relación entre Aquiles y Patroclo, o en las parejas de soldados tebanos y hasta en la relación entre Alejandro Magno y Hefestión).


En los palacios de la Edad Media había tres tipos de damas, las que querían escuchar al amor, las que se negaban a escucharlo y las que sólo se preocupaban por la sexualidad. Las primeras eran honradas por caballeros, y las otras eran abandonadas a su suerte. La primera norma del amor era la generosidad, moral y espiritual. Otras normas eran que el hombre que no era celoso no amaba; no se podían tener dos amores; el amor crece y disminuye continuamente; si en una pareja, uno de ellos tomaba algo del otro, sin la voluntad de aquel, no tenía valor; no se podía amar sin casarse; al amor había que tenerlo en secreto; era feo un amor fácil y si un amor era difícil tenía más valor.



El término amor libre, también conocido como unión libre o unión de hecho, surge a finales del siglo XIX y forma parte de la ideología del anarquismo, aunque también tuvo defensores anteriores y posteriores que no se identificaron con esa ideología. Según la concepción anarquista, todo acuerdo libre entre personas adultas es un compromiso legítimo que debe ser respetado por quienes lo suscriben así como por terceros, por lo tanto las relaciones sentimentales o sexuales no necesitan ningún permiso o autorización expresa del Estado, ni ningún compromiso religioso. La libertad del amor libre se fundamenta en la soberanía individual y la asociación voluntaria, por lo que además de la unión libre incluye:
  1. La elección libre de pareja.
  2. El ejercicio del placer sexual.
  3. La camaradería afectiva.
  4. Respeto y sinceridad entre ambas partes.



El matrimonio como unión libre entre dos cónyuges no siempre ha existido. ¿Cuándo y cómo surge el casamiento por amor? ¿Es un invento occidental o un hecho común a todas las culturas? Antaño, el matrimonio de reyes y príncipes siempre había sido una cuestión de suma trascendencia política. No se trataba de un acto de derecho privado sino de un acto de derecho internacional del que se derivaban importantes pactos y alianzas entre estados. En estas condiciones, es lógico pensar que los casamientos reales difícilmente podían ser por amor. Quizás ese era el precio que debían pagar tan insignes personajes por el poder del que disfrutaban. Irónicamente, las reformas agrarias que acompañaron las revoluciones democráticas del siglo XIX,contribuyeron en gran medida a la propagación de los matrimonios concertados entre las clases rurales. Hubo que esperar a la difusión de la industrialización y del modo de vida urbano para que el matrimonio libre y por amor propio del Siglo XX.


España ha sido el país de la UE que ha registrado un mayor incremento en el número de divorcios en la última década, cuando aumentaron un 205 por ciento pasando de 36.072 en 1998 a los 110.036 de 2008, lo que representa el 58 por ciento del incremento registrado en la Unión Europea durante el mismo periodo. Así se desprende del último informe elaborado por el Instituto de Política Familiar (IPF), en el que se denuncia que el "coladero" de la actual ley del divorcio exprés ha convertido a España en el país de la UE "con mayor crecimiento cuantitativo y cualitativo" de divorcios. En total, durante el año 2008 se produjo un divorcio cada 31 segundos en la Europa de los 27, es decir, 115 cada hora y 2.761 por día, hasta superar el millón en el año 2008. De ellos, un 79 por ciento tuvo lugar en la UE15, donde se registraron cerca de 800.000, mientras que los países de la ampliación alcanzaron los 200.000. La organización destaca "una caída vertiginosa de la nupcialidad en Europa".

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