viernes, 1 de octubre de 2010

El concepto de sexualidad



Podemos encontrar que existen diferentes maneras de concebir la sexualidad de acuerdo a la época, cultura y edad hasta género.
En primera medida partiremos del concepto de sexualidad propuesto por Marcela Lagarde quien toma la sexualidad como "el conjunto de experiencias humanas atribuidas al sexo y definidas por éste, constituye a los particulares, y obliga su adscripción a grupos socioculturales genéricos y a condiciones de vida predeterminadas". En los particulares la sexualidad está constituida por sus formas de actuar, de comportarse, de pensar, y de sentir, así como por capacidades intelectuales, afectivas y vitales asociadas al sexo. La sexualidad consiste también en los papeles, las funciones y las actividades económicas y sociales asignadas con base en el sexo a los grupos sociales y a los individuos en el trabajo, en el erotismo, en el arte, en la política y en todas las experiencias humanas; consiste asimismo en el acceso y en la posesión de saberes, lenguajes, conocimientos y creencias específicos; implica rangos y prestigio y posiciones en relación al poder".
Partimos de un concepto amplio de la sexualidad, que es mucho más que la simple genitalidad. Es afecto, es corazón, es encuentro interpersonal, es realización de la propia personalidad, es corporalidad.
Por lo anterior, la sexualidad rebasa al cuerpo y al individuo: es un complejo de fenómenos bio-socio-culturales que incluye a los individuos, a los grupos y a las relaciones sociales, a las instituciones, y a las concepciones del mundo, sistemas de representaciones, simbolismo, subjetividad, éticas diversas, lenguajes, y desde luego al poder. La sexualidad es a tal grado definitoria que organiza de manera diferente la vida de los sujetos sociales, pero también de las sociedades.
Por otro lado, la sexualidad es un complejo cultural históricamente determinado consistente en relaciones sociales, instituciones sociales y políticas, así como en concepciones del mundo, que define la identidad básica de los sujetos. En ese sentido, la sexualidad es un atributo histórico de los sujetos, de la sociedad y de las culturas, de sus relaciones, sus estructuras, sus instituciones, y de sus esferas de vida. Podemos encontrar que en nuestra sociedad hoy día existen concepciones nuevas acerca de la sexualidad que son el resultado de un proceso histórico que resaltan la tendencia a superar la fase histórica del dominio de una sexualidad surgida sobre la especialización, la exclusión, la obligación y la prohibición de experiencias vitales por sexos. Ha surgido la voluntad histórica de superar la opresión sexual, aunque las ideas y las normas sociales y culturales vigentes son aquellas que conciben a la sexualidad como natural y biológica. Esta concepción llega al extremo de subsumir lo social y lo cultural en lo biológico, cayendo en un reduccionismo genital.
En otros términos, la sexualidad en nuestra cultura está estructurada socialmente por normas de exogamia cuya base es el tabú del incesto amplio (de clase) o restringido (padres, hijos, hermanos) según el caso, así como por normas de endogamia, que permiten la reproducción de otros grupos como las clases sociales y los subgrupos de clase, o culturales. Se trata de una sexualidad construida para reproducir una sociedad y una cultura.
Foucault (1986) elaboró una de las concepciones históricas sobre la sexualidad más compleja y profunda. El centro de su análisis es el poder: "El propio término de 'sexualidad' apareció tardíamente, a principios del siglo XIX... Se ha establecido el uso de la palabra en relación con otros fenómenos: el desarrollo de campos de conocimiento diversos (que cubren tanto los mecanismos biológicos de reproducción como las variantes individuales o sociales de comportamiento): el establecimiento de un conjunto de reglas y normas, en parte tradicionales, en parte nuevas, que se aplican en instituciones religiosas, judiciales, pedagógicas, médicas; cambios también, en la manera en que los individuos se ven llevados a dar sentido y valor a su conducta, a sus deberes, a sus placeres, a sus sentimientos y sensaciones, a sus sueños. Se trataba en suma de ver cómo, en las sociedades occidentales modernas, se había ido constituyendo una 'experiencia', por la que los individuos iban reconociéndose como sujetos de una sexualidad ".
En síntesis, todos los individuos tienen sentimientos, actitudes y convicciones en materia sexual, pero cada persona experimenta la sexualidad de distinta forma porque viene decantada por una perspectiva sumamente individualizada. Se trata, en efecto, de una perspectiva que dimana tanto de experiencias personales como de elementos públicos y sociales. "No se puede comprender la sexualidad humana sin reconocer de antemano su índole pluridimensional: es un hecho biológico, psicológico y cultural".
Finalmente, podemos concluir que tanto la infancia, como la adultez y la sexualidad, son en definitiva una representación colectiva producto de las formas de cooperación entre grupos sociales también en pugna, de relaciones de fuerza, de estrategias de dominio, estas representaciones tienen un componente cultural y otro individualizado configurado en relación a las experiencias particulares vividas que orientan la conducta del sujeto.

Adaptación del desarrollo teórico de un estudio de investigación realizado por:
Tania Solange Trujillo Pérez
Doris Argenis Gutiérrez B.
Ginna Mildreth Sánchez A.
Tesis de grado presentada como requisito parcial para optar al título de Psicólogo
Asesora: Miryam Oviedo Córdoba
Magíster en Educación y Desarrollo Comunitario
Universidad Surcolombiana
Facultad de Salud
Programa de Psicología
Neiva
2006

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