Fotograma de la película 'Habitación en Roma', de Julio Medem. |
La prevalencia de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) entre las mujeres que tienen sexo con mujeres, independientemente de su orientación sexual, es similar a la de las heterosexuales. Sin embargo, la invisibilidad del colectivo, la falta de información y, muchas veces, de sensibilidad por parte de los facultativos lleva a la falsa percepción de que las prácticas sexuales lésbicas son seguras, con las consecuencias que esto puede tener para la salud.
"Nadie es inmune a las infecciones de transmisión sexual", asegura Rubén Sancho, Coordinador del Área de Salud y VIH-sida de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB). "Las lesbianas, bisexuales y mujeres que tienen sexo con mujeres (MSM) también tienen riesgo y éste varía en función de sus prácticas sexuales, no de su identidad".
ETS frecuentes
Ése riesgo es exactamente el mismo que el de las mujeres heterosexuales, con una prevalencia de ETS que se sitúa entre el 10% y el 20%. Ésta es una de las conclusiones de un informe elaborado por la FELGTB sobre la sexualidad de las mujeres que mantienen relaciones con mujeres, que representan aproximadamente el 8% de la población, mientras que el 1,5% se identifica como lesbiana o bisexual, según estudios internacionales.
El trabajo, con un "carácter más reivindicativo que académico", según reconoce el propio Sancho, es un reflejo de la situación de invisibilidad en la que vive este colectivo. Ésta se manifiesta en la escasa información en la literatura científica y en la ausencia de datos sobre salud sexual de las MSM en España, que dificultan la identificación y caracterización de esta "epidemia silente" de ETS entre las MSM.
Uno de los estudios utilizados para elaborar este informe se publicó en la revista 'Sexual Health' en 2005 y es el mayor de cuantos se han hecho hasta la fecha. Cerca de 7.000 mujeres que se identificaron a sí mismas como lesbianas tomaron parte y un 17% había recibido al menos una vez un diagnóstico de una ETS. Las tricomonas fueron la infección más frecuente (6%), seguidas del virus del papiloma humano (4,8%), las clamidias (4,6%) y el herpes genital (3,3%).
En este trabajo no se incluyeron la candidiasis y la vaginosis bacteriana que, según otras investigaciones, son las infecciones que más se transmiten entre las mujeres, según apunta el informe de la FELGTB. Las consecuencias de estas enfermedades, que a veces pasan desapercibidas al no provocar síntomas, pueden llevar incluso a la infertilidad y, en muchos casos, obligan a tratar tanto a la paciente como a su pareja. Pero esto, cuando se habla de mujeres con relaciones homosexuales, no siempre sucede.
El caso de María (nombre ficticio) es el de tantas chicas que acuden a la consulta del ginecólogo. En su caso, le detectaron "un cúmulo de células sospechoso" en una revisión. "[La doctora] me dijo que podía ser una verruga u otra cosa pero que tenía que acudir cada seis meses para revisarlo", explica la joven a este medio, "porque podía tratarse del virus del papiloma humano".
Ella pensaba, algo habitual en el colectivo y la sociedad, que el VPH "sólo se transmite por sexo sin protección con hombres" pero, tal y como le explicó a la ginecóloga, ése no podía ser su caso. "Me preocupé porque, entonces, yo se lo podría transmitir a mi pareja y le dije que tal vez debería tomar precauciones, pero ella me dijo que no". La doctora tampoco consideró oportuno que la pareja de María acudiera a una revisión para evaluar su estado.
'Abandono sanitario'
Las ideas erróneas de María son frecuentes entre las mujeres, también entre las que tienen sexo con mujeres. "Muchas de ellas no acuden al ginecólogo porque piensan que estas prácticas no son de riesgo y algunas, cuando van, se encuentran con una atención deficiente", asegura Isabel Portero, médico que ha participado en la elaboración de este informe.
Ésta especialista califica la situación en la que se encuentran las MSM de "desamparo sanitario" provocado por un "desconocimiento genuino" de los facultativos. "Se han hecho asunciones equivocadas. La primera es que todas las mujeres son heterosexuales, y en eso se basa el funcionamiento del sistema sanitario. Esto supone una barrera a la hora de hablar de prácticas homosexuales", a la que hay que sumar el miedo y los prejuicios. "La segunda –continúa– es que se piensa que el riesgo de las relaciones entre mujeres es cero".
Esta falsa percepción de seguridad forma parte del imaginario colectivo, también de las MSM. En un estudio publicado en 'Journal of The Gay and Lesbian Medical Association', el 84% de las 500 participantes dijo que no había incurrido en ninguna práctica de riesgo en sus relaciones durante el último año y el 61% declaró no haberlo hecho en toda su vida.
Sin embargo, como subrayan desde la FELGTB y en contra de la creencia popular, existen prácticas de riesgo en las relaciones lésbicas, además de los factores que afectan a cualquier individuo, independientemente de cómo se identifique: número de parejas sexuales, presencia de una ETS, uso de drogas, etc.
"Es surrealista asociar las infecciones de transmisión sexual sólo con el coito clásico", se lamenta Portero. Pero es muy frecuente.
Actitudes erróneas
Estas suposiciones llevan a las MSM a tomar muchas menos precauciones en la cama. Aunque la información disponible al respecto es escasa, la publicada hasta la fecha arroja porcentajes muy bajos. Un trabajo publicado en 'American Journal of Public Health' habla de un 11% de mujeres que había utilizado un método de barrera con otra mujer. En otro, sólo un 7% lo había usado y un 21% lo había sugerido a sus parejas. Incluso aquéllas que tienen sexo con hombres –un 80% de las que se consideran lesbianas lo ha hecho alguna vez– "se protegen menos que las exclusivamente heterosexuales", subraya Sancho.
"Estos datos nos dicen que tenemos que ponernos manos a la obra", reconoce. "Por un lado, hay que trabajar con las administraciones para que la salud sexual y reproductiva en España no se limite a lo último".
En el terreno médico, indica Portero, "tendría que existir un apartado específico sobre las ETS en el colectivo gay, lésbico, transexual y bisexual", cosa que la inmensa mayoría de los planes de estudios obvia, según un estudio publicado el pasado mes de septiembre por la revista 'JAMA'. Junto con una mejor educación de los profesionales sanitarios, desde la FELGTB consideran necesario poner en marcha campañas de sensibilización de las mujeres que tienen relaciones homosexuales para que acudan a los controles ginecológicos a los que debe someterse cualquiera sexualmente activo.
"Las MSM se han situado al margen y también la sociedad las ha colocado fuera", señala Sancho. "Pero la idea de que la identidad es un elemento protector es falsa –continúa– así que la actitud frente a las ETS, tanto de los profesionales como de las mujeres, debe ajustarse a las prácticas y no a la orientación sexual".
Publicado por Cristina de Martos en el diario El Mundo.
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