jueves, 30 de diciembre de 2010

Trastorno de identidad de genero: Kris


El transexualismo se puede considerar como una condición del desarrollo neuronal del cerebro. Se han encontrado varios núcleos sexuales dimorfos en el área hipotalámica del cerebro (Allen y Gorski, 1990; Swaab y otros., 2001). De interés particular está el núcleo límbico sexual dimorfo denominado subdivisión central del núcleo de la cama de la estría terminal (BSTc) que aparece completamente desarrollado en el cerebro humano en la edad adulta temprana. Este núcleo también se ha visto que es encontrado para ser sexual dimorfo en otras especies mamíferas y aviares (Molinero y Vician, 1989; Grossmann y Jurkevich, 2002). En los hombres el volumen de este núcleo es casi dos veces más grande que en mujeres y el número de neuronas es casi el doble.

Fármacos afrodisiacos: El efecto placebo

Psicofarmacología para Alumnos de la UNED: Fármacos afrodisiacos: El efecto placebo:


En psicofarmacología el conocido como efecto placebo es muy importante ya que hay que discriminar si el fármaco es eficaz por si mismo o su eficacia solo se debe a este efecto. En el campo de los fármacos que aumentan la libido este efecto es muy importante y hay que tenerlo muy en cuenta. Esta entrada la hemos publicado en nuestro blog sobre psicofarmacología y os lo ofrecemos en este blog por si os interesa a las personas que lo seguís.


Trastorno de identidad de genero: George


Generalmente la identidad de género sigue una línea que es congruente con el fenotipo del individuo, sin embargo, un número muy pequeño de niños experimentan su identidad de género incongruente con su fenotipo. El resultado en tales casos en adultos es variado y no se pueden predecir con certeza. Solamente en una minoría de estos niños, sin importar la socialización fenotípica y educación, esta incongruencia persistirá en la edad adulta y se manifestará como transexualismo. Los hallazgos de una organización cerebral con una inversión sexual específica en personas trans proporciona evidencia consistente con el concepto de un elemento biológico en la etiología del transexualismo. La evidencia para una predisposición biológica natural es apoyada por otros estudios, un ejemplo de los cuales, indica una correlación más alta que la media de personas zurdas.

Flibanserina: La viagra rosa


Las mujeres con la libido baja están de enhorabuena. Un fármaco -pensado originalmente como antidepresivo- es eficaz para despertarles otra vez los instintos sexuales. Los estudios que ha realizado la Escuela de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) y la Universidad de Ottawa en Canadá, respaldan la utilidad de este medicamento, flibanserina, para devolver el deseo a las mujeres.
Según explica John M. Thorp Jr., responsable norteamericano de estos estudios, ellos fueron los primeros en evaluar una terapia que funcionara a nivel cerebral para aumentar la libido en mujeres con bajo deseo sexual. “La flibanserina era un mal antidepresivo, sin embargo, se observó que aumentaba la libido en animales de laboratorio y seres humanos. Por ello realizamos múltiples ensayos clínicos y las mujeres de nuestros estudios que lo tomaron por un deseo sexual bajo decían sentir mejoras y experiencias sexuales satisfactorias”, añade.

martes, 28 de diciembre de 2010

El amor cortés

El rincón de Haika: El amor cortés:

Nuestra buena amiga Coral del "Rincón de Haika" nos ofrece uno de los articulos más interesantes que ha escrito desde que la sigo. Se trata de las pervivencias de los conceptos relacionados con el "amor cortes" que desarrollaron en Occitania los trovadores en la forma en que entendemos el amor romantico hoy en dia. Todo un ejemplo de trabajo de investigación y recopilación de fuentes que seguramente os va a sorprender. No me resisto a copiar por entero el articulo pero os recomiendo vivamente que visiteis su pagina en donde encontrareís muchas cosas interesantes y sorprendentes.



En la Edad Media se creó el núcleo del repertorio sentimental de Occidente: gran parte de sus ritos y mitos han perdurado hasta nuestros días. Hoy la utopía posmoderna del amor es un collage de ideologías amorosas; ha surgido una fusión entre la mitología del amor cortés y el amor romántico por un lado, y el individualismo hedonista por otro. Clara Coria (2005) es de las autoras que defiende la idea de que en pleno inicio del siglo XXI es posible encontrar infinidad de vestigios de las épocas medievales «que solo aparentemente quedaron enterrados en las sombras de la historia pasada. Vestigios que muy pocos/as reconocen porque han sido meticulosamente aggiornados con una cosmética de dudosa calidad». 
Un ejemplo de ello lo encontramos en el mito de la princesa rosa, que sin duda comenzó a gestarse en la época de los trovadores, pero que actualmente perpetúa la desigualdad de género al estar basado en un estereotipo de mujer débil y bella, apta para esperar y ser contemplada; y ritos como la boda católica, en el que aún persisten (incluso en la ceremonia civil), ritos como hincar la rodilla para pedir matrimonio, la pedida de mano al pater familias, el vestuario de princesa-virgen, los símbolos, las imágenes, las declaraciones, el protocolo, etc. A estos mitos medievales se suman los decimonónicos del romanticismo; pero hoy vamos a ahondar en el amor cortés, que surgió en Europa alrededor del siglo XII.
Los medievales denominaron a la pasión acedía o amor heroico, enfermedad que deja al hombre embobado: 

«tan alterado está el juicio de su razón, que continuamente imagina la forma de la mujer y abandona todas sus actividades, tanto que, si alguno le habla, apenas logra entender, y puesto que se sumerge en una incesante meditación, se define como angustia melancólica» 
(Lilium Medicinale de Bernardo Gordonio, 1285).

La poesía amorosa medieval, tanto la lírica popular como la culta, está impregnada de valores cristianos, de los que surgen los romances de pareja, cuya trama es, según la historiadora Leah Otis-Cour (2000), extremadamente simple: el muchacho se encuentra con la chica, luego la pierde a causa de los obstáculos (principalmente la oposición de las familias) y finalmente la recupera, terminando todo con un final feliz.
La historiadora alemana distingue entre dos tipos básicos de romances: en los romances «idílicos» los amantes han sido criados juntos, mientras que en el otro tipo los amantes se conocen cuando son jóvenes adultos. Cronológicamente, el primero en aparecer fue el tipo «idílico»: Flore et Blancheflor, cuya primera versión data de la primera mitad del siglo XII, fue uno de los romances más populares de la toda la Edad Media. 
Según Otis Cour, lo más característico de estos romances es que representan un concepto «canónicamente correcto» del amor y del matrimonio en la sociedad. Son verdaderos himnos a la monogamia, sin adulterio, sin sexo prematrimonial, sin divorcio:

“El matrimonio se constituye, de acuerdo con el derecho canónico, por el libre consentimiento de la pareja. Los amantes son invariablemente buenos cristianos, van a misa y practican la caridad. [...] El carácter igualitario y recíproco de la relación se revela en la manera en que tiene la pareja de abordar la unión conyugal. Sin el conocimiento de los padres, solos o en presencia de uno o dos amigos íntimos nada más, las parejas se prometen eterna fidelidad mutua. [...] No obstante, estas parejas que se han unido para siempre, no consuman su matrimonio hasta celebrar públicamente la boda; se amarán y se besarán pero no tendrán relaciones sexuales hasta que se haya celebrado el matrimonio públicamente”.

Además de ser canónicamente correctos, estos romances reflejan también una visión coherente de la sociedad secular. El matrimonio presentado normalmente es hipérgamo: ella es la hija de un rey o emperador, mientras su amado, que siempre es un noble, se encuentra en una posición inferior como hijo de un noble local, como por ejemplo en Jehan et Blonde o Paris et Vienne.
Los hombres se sentían atraídos por estas historias amorosas porque alimentaban sus esperanzas de ascender socialmente por amor; la atracción para las mujeres era que las heroínas no eran solo socialmente superiores a sus amados, sino también 

«extremadamente activas y emprendedoras, y a menudo toman la iniciativa en la declaración de amor». 
(Otis Cour, 2000)

La característica principal de estos matrimonios por amor es que los padres finalmente ceden a los deseos de los hijos, y se reconcilian con ellos. Ellos serán felices, tendrán muchos vástagos y gobernarán sus tierras con justicia: 

«La ideología expuesta en estas historias es la ideología de la justicia y la paz basada en el amor, amor social que surge del amor personal de la pareja gobernante» 
(Otis Cour).

Romances con tramas muy similares fueron muy populares en Bizancio en aquella época; posteriormente, en el siglo XIV se encontraron historias parecidas que acaban en boda feliz en Islandia. Esto demuestra el considerable impacto del género del romance sentimental sobre la literatura y la mentalidad medievales, según la historiadora: aunque la mayoría surgieron en Francia, fueron traducidos en diferentes versiones a todas las lenguas europeas. Solo de Flore et Blancheflor se conocen veinte versiones distintas entre los siglos XII y XVI. La bella Magelone llegó a ser tan popular en Alemania como en Francia, y Paris et Vienne fue traducida al latín, inglés, alemán y armenio.
La épica medieval denominó a este concepto fin`amor, cuya esencia, afirma Schnell, es el poder ennoblecedor del amor. Es aquí donde hallamos la conjunción por fin entre sentimientos individuales y el orden político, social y económico. Es un acople perfecto entre amor y matrimonio, aunque los amantes tuviesen que realizar una pequeña transgresión: casarse a solas con el cura para después legitimar su matrimonio públicamente.

«La idea de que el amor convierte al amante en una persona mejor, que el amor es la fuente de todas las virtudes es lo que verdaderamente caracteriza todas las manifestaciones del amor cortesano. [...] Lejos de ser subversivo, el ideal cortesano que se desarrolló en la literatura bajomedieval y se difundió en toda la sociedad bajomedieval, en todos los países y todas las clases sociales, buscó la integración de ese amor en la sociedad a través del matrimonio. Cuando un hombre amaba y lo hacía de acuerdo con el código de la época, respetando la reciprocidad y la fidelidad, era un ciudadano mejor, y si pertenecía a la clase alta, más idóneo para gobernar. La justicia y la paz de un país bien gobernado tenía su origen en el respeto mutuo y el matrimonio armonioso de sus gobernadores». 
Citado en Leah Otis Cour (2000).

Leah Otis Cour entiende que los romances medievales no eran un fiel reflejo de la manera de vivir de las gentes de aquella época, pero lo cierto es que los pleitos matrimoniales llevados ante los tribunales eclesiásticos muestran innumerables ejemplos de enamorados que se habían unido en secreto para evitar la oposición parental a veces instruidos y animados por sacerdotes, especialmente franciscanos.
Joachim Bumke por su parte ha calificado el amor cortesano de «utopía social», es decir, supone la creación de un sueño en torno a una sociedad idealizada que contrastaba con la ruda realidad de la vida cortesana. Este mito puso de moda poner a los hijos nombres de héroes y heroínas románticos ya en el siglo XII en el Lacio y afectó más tarde a todos los niveles de la sociedad, como el caso del niño inglés que recibió el nombre de Truelove en el siglo XIV, según nos cuenta Otis Cour, 2000.
Paralelamente al fin`amor surge otra variante amorosa: la cortezia, el amor cortés. Cuando el adulterio entró a formar parte de la temática de estos romances, las historias empezaron a estar basadas en obstáculos, imposibilidades y prohibiciones: el amor será aquí subversivo del orden social, arrasador y transformador.
El mito de Tristán e Isolda será el ejemplo más paradigmático de cómo la pasión se asocia al sufrimiento, y cómo los obstáculos (las normas sociales, las disposiciones reales, las imposiciones católicas) exacerban el amor hasta convertirlo en algo sublime y trágico. Tristán e Isolda no se sienten atraídos el uno por el otro al conocerse; pero se enamoran por efecto de la magia de un filtro amoroso destinado al futuro marido de Isolda, el Rey y tío de Tristán. La fatalidad les empuja a cometer incesto, adulterio y de atentar contra el orden divino de la monarquía; el amor se presenta como un fenómeno incontrolable, tóxico, adictivo. 
Tristán e Isolda no se aman el uno al otro tal y como son, sino que más bien se aman de forma distorsionada por ese efecto químico de consecuencias arrasadoras (Isolda no acude a casarse con el Rey y huye con el sobrino, Tristán). Sin embargo, pasado un tiempo de felicidad, la rutina y la monotonía les aburre profundamente, así que Isolda va a casarse con el Rey y Tristán se promete a otra mujer que se llama también Isolda, pero a la que no ama. Y así es como descubren que los dos se aman más en la ausencia que en la cercanía, porque la distancia exacerba su amor. Según De Rougemont, no pierden la oportunidad de separarse en cuanto pueden, para amarse locamente desde la imposibilidad. Incluso estando juntos, duermen a veces con la espada de Tristán entre ambos; ellos mismos ponen las barreras adecuadas para exacerbar el deseo.
Por esto, De Rougemont afirma que en estos romances trágicos comenzó la tradición novelesca basada en la pasión como sufrimiento. La poesía de los trovadores es la exaltación del amor desgraciado. 

«No hay en toda la lírica occitana y la lírica petrarquesca y dantesca más que un tema: el amor; y no el amor feliz, colmado o satisfecho (ese espectáculo no puede engendrar nada); al contrario, el amor perpetuamente insatisfecho y finalmente no hay más que dos personajes: el poeta que ochocientas, novecientas, mil veces repite su lamento y una bella que siempre dice que no. [...] Jamás la retórica fue más exaltante y ferviente. Lo que exalta es el amor fuera del matrimonio, pues el matrimonio significa solo la unión de dos cuerpos, mientras que Eros es más ideal que carnal; el amante se hace vasallo de la dama, pero su amor es puro y grandioso, de modo que se vive más en la distancia. Los hombres vivían amores imposibles que dejaban en sus corazones una quemadura inolvidable, un ardor verdaderamente devorador, una sed que solo la muerte podría extinguir: fue la misma “tortura de amor” lo que se pusieron a amar por sí misma».

Para algunos autores, el amor cortés ensalzó la figura de la mujer como la dama santa, y la dotó de una importancia social que no había tenido hasta entonces. Gilles Lipovetsky (1999), por ejemplo, opina que el código del amor pasión permitió al mismo tiempo a las mujeres beneficiarse de una imagen social más positiva (a una mujer ya no se la compra o intercambia, sino que hay que conquistarla enamorándola), y ganar márgenes de libertad y nuevos poderes en el intercambio galante. Esto, con el tiempo, evolucionará hasta lograr la libertad de la mujer en la elección del cónyuge: 

«Al menos durante la época del cortejo, la mujer adquiere el estatus de soberana del hombre; ya no es tomada ni ofrecida, sino que es ella quien elige darse, quien recibe los homenajes del amante, quien dirige el juego y concede, cuando quiere, sus favores, y el pretendiente solo puede tomar lo que la mujer decide ceder».

Anthony Giddens (1995) admite que la feminidad, en la época del amor cortés, se mitificó y se divinizó, y también acepta que de algún modo, la cultura amorosa feminizó a los hombres, porque:

«la captura violenta de las mujeres, las maneras rápidas y poco complicadas de conducirse con ellas dieron paso, en las esferas superiores de la sociedad, a un código de comportamiento que prescribía la humildad y la reserva por parte de los hombres, la paciencia y la delicadeza con respecto a la dama, la veneración y la celebración poética de la amada».

Sin embargo, para Giddens, esta «desvilirización» de las maniobras de seducción masculinas no supuso el fin del pensamiento dicotómico que atribuye a los hombres el poder de la iniciativa, y a las mujeres el papel pasivo de la espera.
La seducción masculina en la época medieval se estructuró en torno a estos tres principios básicos: la declaración de amor, las lisonjas a la mujer, y la promesa de matrimonio. Las damas eran amadas así en abstracto, pues representaban la posibilidad de ascensión social y económica en tiempos de paz, y botines de guerra en tiempos revueltos, todo ello embadurnado con la idealización de la pasión y la ternura, mitificado como un tesoro inalcanzable. Por ello podemos decir que los amores corteses fueron amores utópicos: los trovadores y los caballeros estaban más enamorados del amor y de sus sentimientos, que de las personas en las que centraban su atención. 
Además, esta relación de vasallaje en realidad impuso más distancia aún entre mujeres y hombres, porque jerarquizaba sus posiciones y definía sus roles de manera muy diferenciada. A los hombres se les otorgaba la capacidad para actuar, insistir, utilizar todo tipo de estrategias para seducir a damas resistentes que gustan de ser admiradas, aduladas y engatusadas con promesas de amor eterno y felicidad plena. Las promesas de matrimonio feliz funcionaban al ser engalanadas con la poesía y la música; porque tuvieron un éxito arrasador en su época y aún hoy seguimos soñando con finales felices. 
El amor cortés en teoría ensalzó la feminidad: las mujeres eran colocadas en un pedestal como frágiles doncellas susceptibles de ser protegidas y mimadas por su enamorado. Son todas mujeres de suaves manos, piel blanca, rubia cabellera, que no tienen que labrar las tierras de sol a sol y cuya única función es esperar las adulaciones de jóvenes pretendientes, que agudizaron su ingenio para crear bellas composiciones con las que ablandar el corazón de la amada, rica heredera de tierras y recursos.
Una vez que las mujeres cedían, es decir, cuando los enamorados lograban desposarlas, eran bajadas de su pedestal para ser propiedad de sus esposos, de modo que dejaban de ser "superiores" y, paralelamente, susceptibles de ser deseadas. Al casarse las mujeres se sometían, por eso sin duda la etapa del cortejo era tan larga; para ellas se trataba de resistir y continuar siendo deseada; para ellos se trataba de asediar a una mujer del mismo modo que a una torre del castillo enemigo, sin desfallecer, utilizando el arte y las metáforas como estrategia seductora. 
Pienso que los restos del amor cortés que subsisten en nuestra cultura amorosa no ayudan para la creación de parejas igualitarias sin jerarquías ni pedestales donde sea fácil el intercambio de roles. También creo que precisamente la idealización del amor cortés es lo que nos hace tan desgraciad@s cuando nos enamoramos; la realidad siempre se impone, y la mitificación del amor pasional como lugar de armonía y perfección solo conlleva, en nuestros días, una intensa frustración que avinagra los caracteres y amarga las relaciones más dulces.
Por eso, menos palabrería medieval, y más acercar las almas para llegar a quererse. Las promesas en torno al futuro son siempre vanas porque no podemos controlar lo que nos puede suceder, de modo que resulta absurdo creerse que el futuro va a ser igual o mejor que el presente, pero siempre controlado. Las palabras idealizan futuros, crean escenarios grandiosos que van más allá del aquí y del ahora; yo abogo por más aquí y más hora, más comunicación no verbal, más realidad en la unión con la otra persona, menos máscaras y adornos, ningún muro que escalar (muros de miedo, muros de intereses personales que chocan, muros de contención de emociones). Un amor menos cortés, y más cercano, en definitiva.
Coral Herrera Gómez

BIBLIOGRAFÍA
  1. DE ROUGEMONT, DENIS: El amor y Occidente, Editorial Kairós, Barcelona, 1976 (8 ed.).
  2. GIDDENS, ANTHONY: La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas, Cátedra, Madrid, 1995.
  3. LIPOVETSKY, GILLES: La tercera mujer, Anagrama, Colección Argumentos, 1999.
  4. OTHIS-COUR, LEAH: Historia de la pareja en la Edad Media. Placer y amor, Siglo Veintiuno de España Editores, Madrid, 2000.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Deseo sexual hipoactivo


El llamado Deseo Sexual Hipoactivo afecta aun gran número de mujeres y junto con la Asexualidad, el Hipererotismo y la Aversión Sexual forma parte del gran grupo de Desórdenes del Deseo Sexual de la Mujer.
El tratamiento de estos problemas requiere un estudio previo minucioso para determinar sus factores causales. 
Pueden ser debidos a enfermedades médicas, incluso de los órganos genitales, hormonales, del sistema nervioso y depresión. Otras veces a la falta de información y educación sexuales, post parto, traumas sexuales infantiles, mala técnica coital o desarmonía marital. 

DIAGNÓSTICO

El Deseo Sexual Hipoactivo es el desorden del deseo sexual más frecuente entre las mujeres. Consiste, como su nombre lo indica, en una disminución del deseo, ya sea desde el comienzo de la vida sexual o después de un periodo de normalidad. 
Puede ser oscilante, o sea aparecer y desaparecer, durar un tiempo y no volver a presentarse o tener un carácter crónico, que es lo más frecuente. Está demás decir que afecta severamente la vida de la pareja. En un primer momento la mujer puede tratar de disimularlo con la esperanza de que sea una condición pasajera, pero si dura unos meses ya será motivo de honda preocupación y su pareja terminará dándose cuenta.
El primer paso, como decimos líneas arriba, es identificar las causas que guiarán la estrategia terapéutica. La libido baja es común en pacientes con desórdenes de ansiedad y depresión y puede solucionarse con el tratamiento exitoso de estas dificultades primarias, es decir con terapia antidepresiva.
Cuando los efectos secundarios de medicamentos que se toman por alguna dolencia determinada son causa de la disminución o a veces desaparición del deseo sexual, considere sustituir ese medicamento por otros de igual efecto o utilizar antídotos como buspirona o bupropion, en caso de que se trate del efecto colateral de algún antidepresivo. 
Sin embargo, desafortunadamente, la mayoría de los problemas de deseo sexual son idiopáticos.
En esta ocasión sólo vamos a tratar de la terapia farmacológica del Deseo Sexual Hipoactivo y en artículos posteriores revisaremos la terapia cuando las causas son psíquicas o de la relación de pareja.

TRATAMIENTO

Inhibidores de la FDE-5
Los más populares fármacos para combatir la disfunción erectil masculina (DE) son los inhibidores FDE-5, sustancias que justamente inhiben una enzima que frena la llegada de sangre al pene y favoreciendo el comienzo de la erección y su mantenimiento el tiempo suficiente para un coito satisfactorio.
El éxito de estos inhibidores FDE – 5 al tratar la DE llevó a los investigadores a preguntarse si estos agentes también podrían tratar los desórdenes sexuales femeninos.
Estudios multicéntricos usando sildenafil, el más conocido inhibidor FDE5, no han logrado encontrar evidencia de la eficacia en el tratamiento de los desórdenes femeninos de deseo sexual hipoactivo o de los desórdenes de la excitación sexual.

Testosterona
La terapia de testosterona ha mostrado aumentar la libido, aunque no está aprobada por la FDA (organismo norteamericano que autoriza la venta de los medicamentos) para esta indicación. Se sabe de un uso generalizado de testosterona en el desorden de la disminución del deseo sexual, pero se desconoce su seguridad en el tratamiento a largo plazo.
Algunos médicos defienden el uso de la hidroepiandrosterona (DHEA) para el deseo sexual bajo, aunque no hay evidencia confirmada de sus supuestos efectos positivos.

Prostaglandina
De modo similar se ha hecho estudios terapéuticos mediante la prescripción de prostaglandina aplicada tópicamente y de sustancias denominadas alfa bloqueadoras, sin conseguir el éxito esperado.
Algunos estudios en grupos pequeños sugieren que los inhibidores FDE – 5 podrían ser útiles en mujeres jóvenes con libido normal e incapacidad para alcanzar el orgasmo. Sin embargo, estos estudios utilizaron, como decimos, muestras pequeñas y no han todavía sido replicados, para estar seguros de su eficacia.

Menopausia
En la década de 1940 los reportes de casos en los que se usó testosterona sugirieron el aumento de la libido como efecto secundario cuando varias mujeres fueron tratadas con andrógenos para casos de cáncer que se habían extendido. 
En un estudio prospectivo, Sherwin y Gelfand encontraron incremento del deseo sexual, la excitación sexual y la frecuencia del coito y orgasmo en mujeres con menopausia adelantada de tipo quirúrgico, y en otras a las que se les había inyectado preparaciones de testosterona asociada a estrógenos. 
Mas recientemente, Shifren y colaboradores mostraron en un estudio aleatorio, controlado por placebo, que la testosterona transdérmica, 150 a 300 microgramos/día por 12 semanas, mejoró la función sexual y el bienestar psicológico en mujeres de 31 a 56 años de edad después de experimentar menopausia quirúrgica. 
Desde entonces, numerosos estudios amplios multicéntricos y doble ciegos han demostrado la eficacia de la testosterona transdérmica al tratar el deseo bajo en mujeres con este tipo de menopausia. La testosterona transdérmica ha sido aprobada para esta indicación en la Unión Europea pero no en Estados Unidos.
También se ha reportado que la testosterona aumenta el deseo sexual en mujeres que experimentan menopausia natural y en mujeres con premenopausia normal. Sin embargo, el estudio de la relación entre la testosterona y la libido en las mujeres se hace complicado por numerosos factores conceptuales y técnicos.

Otros agentes
Investigaciones recientes se han enfocado en los efectos en la libido de compuestos centralmente activos (sobre el cerebro). Un agente en desarrollo es la flibanserina, un antagonista serotoninérgico 5HT2 y agonista 5HTIa. Información de estudios extensos multicéntricos indican que este compuesto incrementa la libido en mujeres que presentan bajo deseo sexual.
También hay cierta evidencia de que el bupropion, que posee propiedades como agonista noradrenérgico, incrementa la consecución del orgasmo y otros aspectos de la respuesta sexual en mujeres con deseo sexual hipoactivo.
El compuesto en investigación, la bremelanotida, una versión sintética de la hormona estimuladora de los melanocitos, es administrado en forma intranasal y parece influir de manera aguda sobre la libido de la mujer. Los estudios han sido retrasados debido a los efectos de este producto sobre la presión sanguínea.

Hierbas Medicinales
Algunos compuestos herbales están siendo comercializados para mejorar el bajo deseo sexual. En la web se puede encontrar información para dos compuestos herbales, Ziti y Alibi, donde se citan estudios llevados a cabo con metodología científica aunque se desconoce donde han sido publicados.
Un estudio doble ciego del compuesto herbal Argin Max, que contiene ginseng, ginkgo, damiana, L- arginina y multivitamínicos, parece haber sido efectivo en un grupo pequeño de mujeres con problemas sexuales no bien definidos. Zestra, un compuesto herbal tópico, ha sido evaluado en estudios extensos multicéntricos y se encontró que es efectivo en el aumento de la respuesta sexual femenina.

Dispositivos mecánicos
Un dispositivo operado con baterías está aprobado por la FDA para tratar la disfunción sexual femenina. Se trata de una verdadera aspiradora clitorídea, que incrementa la ingurgitación vaginal y pareciera mejorar algunos índices de respuesta sexual en la mujer. Sin embargo no está claro cual es la población tratada y los diagnósticos médicos respectivos.

RESUMEN

El Deseo Sexual Hipoactivo afecta a un gran número de mujeres en el mundo y forma parte del gran grupo de Desórdenes del Deseo Sexual de la Mujer.
Es el desorden del deseo más frecuente entre las mujeres, consistiendo, como su nombre lo indica, en una disminución del deseo, sea desde el comienzo de la vida sexual o después de un periodo de normalidad.

Bremelanotida: El afrodisiaco femenino


Los problemas de disfunción sexual en la mujer han dejado de ser una cuestión tabú para convertirse en un apetecible negocio farmacéutico. Desde el espectacular éxito de las famosas pastillas azules para tratar la disfunción eréctil en el hombre, la industria se afana en encontrar un fármaco similar para combatir la reducción de la líbido femenina. Viagra también se probó en mujeres, pero los resultados no fueron los esperados. El fármaco engrosaba el tejido de la vagina, pero la inflamación no lograba mejorar el deseo sexual. La sexualidad femenina es más compleja que la masculina. Después de este fracaso, se llegó a la conclusión de que se necesitaba un tratamiento capaz de actuar sobre el sistema nervioso central, en los centros del placer del cerebro o en el circuito sensorial. Así nació un espray nasal: la bremelanotida.

Educación sexual (disfrute de su sexo)


Educación sexual es un término usado para describir la educación acerca del sexo, la sexualidad, el aparato reproductor femenino y masculino, la orientación sexual, las relaciones sexuales, la planificación familiar y el uso de anticonceptivos, el sexo seguro, la reproducción -y más específicamente la reproducción humana-, los derechos sexuales y otros aspectos de la sexualidad humana con el objetivo de alcanzar una satisfactoria salud sexual.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Disfunción sexual femenina


La disfunción sexual femenina puede involucrar una disminución en el impulso sexual, repugnancia por la actividad sexual, dificultad para excitarse, incapacidad para lograr un orgasmo o dolor con la actividad o relaciones sexuales.

Consideraciones generales
Tradicionalmente, se pensaba que la disfunción sexual en las mujeres se debía sobre todo a problemas psicológicos. Las investigaciones recientes están comenzando a descubrir muchas causas físicas para los problemas sexuales en las mujeres. Aunque muchos problemas sexuales tienen un componente psicológico subyacente, se deben descartar posibles causas físicas en la evaluación inicial.

Causas comunes
  • Ansiedad o depresión
  • Cambios relacionados con la menopausia
  • Problemas de comunicación en la pareja
  • Daño a los nervios debido a una cirugía o trauma
  • Miedo al dolor, a una infección o a quedar embarazada
  • Sentimientos de culpabilidad y de vergüenza hacia el sexo
  • Antecedentes de abuso sexual
  • Infección o enfermedad ginecológica
  • Falta de estimulación apropiada
  • Falta de lubricación
  • Medicamentos
  • Estrés o fatiga
Cuidados en el hogar
Los cuidados en el hogar dependen de la causa de la disfunción. Los métodos de planificación familiar y los anticonceptivos pueden ser útiles para problemas causados por el temor al embarazo.

Se debe llamar al médico si:
Consulte con el médico si el problema es persistente o está acompañada de otros síntomas inexplicables.

Lo que se puede esperar en el consultorio médico
El médico llevará a cabo un examen físico, que puede incluir un examen pélvico, y puede hacer preguntas detalladas acerca de las relaciones, prácticas sexuales corrientes, actitudes hacia al sexo, otras afecciones médicas que uno pudiera tener, medicamentos que uno pueda estar tomando y otros síntomas posibles.
El tratamiento de la disfunción sexual dependerá de la causa y puede abarcar cambios en las actividades sexuales corrientes, suspensión o cambio de medicamentos cuando sea posible, agregar un nuevo medicamento o cirugía. Igualmente, es posible que sea necesaria una remisión a un experto en el tratamiento de la disfunción sexual y se puede recomendar la asesoría psicológica.

Nombres alternativos
Disfunción sexual en las mujeres; Frigidez

Referencias
  • Bhasin S, Basson R. Sexual dysfunction in men and women. In: Kronenberg HM, Melmed S, Polonsky KS, Larsen PR, eds. Williams Textbook of Endocrinology. 11th ed. Philadelphia, Pa: Saunders Elsevier; 2008:chap 19.
  • Shafer LC. Sexual disorders and sexual dysfunction. In: Stern TA, Rosenbaum JF, Fava M, Biederman J, Rauch SL, eds. Massachusetts General Hospital Comprehensive Clinical Psychiatry. 1st ed. Philadelphia, Pa: Mosby Elsevier; 2008:chap 36.
  • Clayton AH, Hamilton DV. Female sexual dysfunction. Psychiatr Clin North Am. 2010 Jun;33(2):323-38.

Tomado de MedlinePlus:

Disfunción sexual femenina: ¿Una patología? Leonor Tifer


La disfunción sexual femenina es un trastorno que se produce cuando hay un cambio significativo en el comportamiento sexual habitual de la mujer. Disminuyen o incluso desaparecen los pensamientos y fantasías sexuales y se posponen o se evitan las relaciones. Además, existe una incapacidad para disfrutar y esto afecta a la calidad de vida y a las relaciones personales. En general, las cuatro áreas en las cuales las mujeres tienen dificultades son: el deseo, la excitación, el orgasmo y el dolor asociado al coito. A pesar de su catalogación como trastorno en el DSM-IV la sexóloga Leonor Tifer opina que es una enfermedad creada ad hoc para poder vender con receta fármacos para estimular la libido femenina recientemente diseñados o en fase de experimentación clínica.